miércoles, 28 de febrero de 2018

Mi recaída en las redes...


La adicción es un término que conozco, y aunque tarde un tiempo en darme cuenta…al final soy consciente de mis vicios…es lo que tiene haber sido adicta, coges experiencia.

Las redes son como el tabaco para mí. No suben, es decir no colocan, pero te vicias muy fácil y rápidamente, y cuando sales de la adicción, solo con volver a saborearla, vuelves a caer…y ya estás otra vez liada…así que vuelvo a intentar dejarlas de nuevo, pero desde la experiencia, sabiendo lo que quiero y lo que no.

Volví a abrirme Facebook, pero como página, llamada Regresiones desde mi Alma. La hice ligada al Facebook privado de mi padre, porque para abrir una página, en esta red social, te exigen tener una cuenta personal, y yo no la tengo ni la quiero. Así que le pedí permiso a mi padre, y la abrí.

Pero aquí no he recaído porque no tengo acceso a ver nada, solo la uso para subir todas las entradas del blog; los audios del Ivoox; los videos de mi canal de Youtube llamado Cristi Lofish, donde reflexiono y me sirve para practicar a hablar y expresarme, porque escribir es más sencillo, por lo menos para mí; también comparto las fotos que subo a Instagram que me hacen reflexionar; links de películas, documentales, las Contras de la Vanguardias que llaman mi atención…

En resumen, todo lo que me interesa lo comparto en esta página.

Además me sirve para recibir mensajes privados de personas haciéndome pasar momentos muy satisfactorios contestando y conociendo experiencias de vidas de forma personal e íntima…y encima me quedo asombrada viendo cómo las personas evolucionan con tan solo abrirse a explicar sus vivencias y su interior con la tranquilidad de que no van a ser juzgadas por mi parte y que todo es confidencial, porque para mí hablar de Alma a Alma es algo sagrado, mágico y estoy llegando a comprobar que es incluso sanador.

Pero luego llegó Instagram, con la cuenta llamada Cristi Lofish, y esta red social es la que me ha permitido volver a saborear ese gustillo que me ofrecen las redes para distraerme, ese aroma familiar de conocer a los protagonistas de las vidas que publican, esa sensación de placer que me aporta empezar a mostrar mi día a día para que interactúen conmigo…y cada vez entraba más, cada día estaba más liada con la aplicación y ya no era solo para que mi blog fluyese por el mundo, sino que de forma muy sutil volvía a engancharme a una red social, y a mí no me gusta lo que me aporta en realidad.

Me recuerda a todos los cigarros que me fumaba sin ganas, era por vicio, rutina, costumbre, hábito…llámalo como quieras…pero habían muy pocos cigarros que me hacían disfrutar, como podía ser el de después de la comida o el café…y siempre he dicho que si fuese capaz de solo fumarme esos, no hubiese dejado nunca de fumar, pero no soy capaz…soy radical, o fumo o no, pero a medias yo no sé.

No me gustan los ladrones de tiempo, como ya he dicho en más de una ocasión, y cotillear la vida diaria de amigos y familiares me aburre. No sigo a famosos, ni aunque sean cantantes, o escritores, o músicos…porque solo muestran sus vidas cotidianas y eso no me enseña nada. A influencers no sigo porque estoy en contra del consumismo y ellos son carne de cañón para las marcas, el marketing y el consumo en general.

Y voy y me paso horas de mi día en cosas que al final me aburren. Como ver fotos de desayunos, fotos de postureo en gimnasios, selfies en ascensores, videos de zapatos andando cual calendario indicando el día de la semana en el que nos encontramos, fotos o videos con orejas de perro, fotos de looks diarios, selfies en los coches, fotos de la comida del día, fotos de la oficina…y solo faltaba el temporal de estos días para ver miles y miles de videos o fotos viendo como caen los copos, cuando mirando por la ventana ya lo veo, gracias…y ahora llegará el verano y empezarán las fotos de los pies en la playa…y no…gracias…pero hasta aquí he llegado esta vez.

Así que he puesto remedio.

He dejado de seguir a todos mis amigos y familiares, es decir, a todos aquellos que su Instagram está basado en sus vidas cotidianas, porque vida cotidiana ya tengo la mía, y dura 24 horas, y viendo la vuestra me pierdo la mía…es que es ridículo en el fondo…

Me gustan las redes porque me ofrecen muchísima información que de otra manera no podría obtener, y me permiten aprender…hay mil artistas, escritores, músicos, personas que hacen manualidades, pasteleros, dibujantes, bookstagramers…de todo…millones de personas anónimas que me enseñan algo, me aportan, me permiten aprender, me descubren cosas que desconozco. Eso es lo que me motiva: aprender, descubrir…por eso muchas veces digo que tengo ambición de conocimiento, y no de dinero.

Puede que me esté volviendo antisocial y yo no sea consciente todavía. Pero sí que sé que estoy en un vagón de mi trayecto de vida donde disfruto aprendiendo y en el que todo lo que se convierte en ladrones de tiempo y no me aporta nada más que distracción, a día de hoy, prefiero saltarlo…como los anuncios de la tele.

Así que amigos y familiares os adoro, y sé que lo sabéis, pero volveremos a nuestra relación real, ya que he dejado de seguiros en Instagram y no es nada personal…

Voy a volver a dejar que sea el Universo el que nos reúna; el que haga que me vengáis a la mente y os envíe un mensaje para saber cómo os va; el que genere encuentros para disfrutar de las conversaciones de café, de tarde en tarde, y ponernos al día nos haga disfrutar de ese momento…

En definitiva, me gustan las redes sociales porque me permiten abrir mi ventana al mundo con el blog, el Ivoox y el canal de Youtube, y además me permiten aprender en muchos ámbitos, pero para cotillear ya tengo suficiente con el Sálvame.

Como leí en una foto de Instagram...estoy aprendiendo a amar el sonido de mis pies alejándose de cosas que no son para mí.

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