lunes, 12 de marzo de 2018

La pérdida es la pérdida


En mi trayecto de vida tengo el tema de la muerte muy trabajado. No a nivel práctico, ya que no he tenido la oportunidad de acompañar a casi nadie en sus últimos momentos, supongo que el Universo es sabio y no estaba preparada para ello. Pero a nivel teórico llevo mucho tiempo aprendiendo sobre la gran maestra de la vida llamada muerte.

A día de hoy, hablo de la muerte con la naturalidad que para mí le corresponde, ya que para lo único que estamos preparados desde el primer segundo de vida es para morir.

Es una etapa dentro de nuestro trayecto de vida y he llegado a mi parte del proceso donde la acepto desde el amor.

Es como si en mi cerebro se hubiese conectado alguna parte en la que estaba esta información que he recordado gracias a la terapia regresiva.

A día de hoy, no es que lo crea, sino que sé que la muerte no es el final. Tengo evidencias que con mi mente analítica no puedo razonar y la única explicación posible es que hay algo más, que esto es solo un capítulo del libro de nuestra Vida, y creerlo o no solo depende del tiempo invertido en observar, experimentar y comprobar las propias evidencias que van surgiendo a medida que indagas en este ámbito.

Pero a pesar de todo, hace unas horas ha bajado del vagón del trayecto de mi vida un compañero de viaje con el que he tenido la suerte de compartir sus últimos seis años de vida.

Aunque mi mente racional tenía presente de que llegaba su momento, que su cuerpo físico estaba ya en la etapa de la vejez y no daba más de sí, a pesar de tener impregnado en mi ser que somos Almas encarnadas en cuerpos físicos, que la muerte no es el final, que nacemos para morir, que la muerte es una etapa más dentro de la vida, que es un hasta luego, que estoy convencida de que nuestros trayectos de vida se volverán a cruzar, de que solo ha muerto su cuerpo físico, de que se ha ido después de muchas conversaciones donde le hemos explicado lo que le iba a suceder a pesar de que no contestaba y en realidad no sabemos si nos entendía o no…a pesar de todo…una pérdida es una pérdida y el vacío que deja su ausencia física en el vagón del trayecto de nuestras vidas es incuestionable.

Es el Alma que ha ejercido de maestro, para mí, para mostrarme lo que es la vejez, lo que es el deterioro físico, lo que es ese bajón que suelen decir que pega un cuerpo físico cuando se acerca el final del trayecto y se palpa que su parada se aproxima y se tendrá que bajar para continuar su viaje en otro vagón…y pese a que soy consciente de que su viaje continúa y todo está bien, esa despedida, esa ausencia en mi día a día es dura, difícil y triste, porque la pérdida física es la pérdida física y para ella no existe consuelo.

Ahora mi viaje continúa sin él. Sin Tako. Un perro maravilloso al que le agradezco que me haya permitido compartir trayecto durante seis años y que solo me ha ofrecido amor incondicional desde que le conocí porque viajaba junto a mi compañero de viaje actual; un compañero al que he acabado dándole durante meses de comer y cenar bola a bola los dos sentados como si fuese un ser humano, ya que el tumor que tenía en la boca le impedía por él mismo coger el alimento del comedero, y  sin embargo todos los días tenía emoción y entusiasmo para recibirme cada vez que salía al jardín; un bóxer con el que los paseos diarios acabaron siendo cortos y lentos puesto que las piedrecitas le molestaban al contacto con sus almohadillas de las patas, porque la vejez le aumentó la sensibilidad; un maestro que me ha mostrado la etapa de la vejez desde cerca día a día, enseñándome lo que es llegar hasta el final y morir de pie como un grande, siendo un gran ejemplo de vida para mí.

Puede ser que Jara le haya venido a buscar y ahora estén los dos sin esas limitaciones que un cuerpo físico viejo y enfermo les suponía…no lo sé.

Lo que sé es que nosotros seguimos nuestro trayecto de vida sin su compañía y aun habiendo aprendido a aceptar la muerte desde el amor, la pérdida es la pérdida y ese vacío será el tiempo el que haga que el cerebro desvirtúe la realidad y nos convierta nuestro viaje compartido en un recuerdo maravilloso imposible de olvidar.

Has bajado de nuestro vagón habiendo cumplido tu misión con un sobresaliente, ya que aunque ahora en tu plano ya no existan los juicios, nosotros aquí nos sentimos completamente satisfechos con tu compañía…nos veremos cuando el Universo nos permita volvernos a cruzar. Buen viaje Tako.

4 comentarios:

  1. Llevo años aprendiendo y practicando el budismo y sé que debo aprender y practicar el desprendimiento, el aceptar la partida como parte de la vida, pero siempre me resulta difícil.

    Siento mucho la pérdida, Cris

    Un fuerte abrazo
    Arol

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    1. Hola Arol!
      La pérdida siempre es la pérdida, estamos educados desde el apego, y además creo que es algo incluso natural...pero aprender a dejar ir y respetar la experiencia ajena es algo que nace desde lo más profundo de nuestro ser una vez que vemos esta experiencia de vida como un simple capítulo de nuestra Vida!
      Si te animas a recomendarme algún libro para iniciarme en el mundo del Budismo...te lo agradecería...llevo tiempo queriendo saber sobre ello...y es la segunda vez que lo nombras...y me “pica” la curiosidad saber sobre ello!
      Muchas gracias Arol!
      Un abrazo con los dos brazos bien abiertos

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  2. Estoy convencida de que Jara estuvo con él justo antes de que Tako dejase este plano, y ahora estarán juntos, así como saldrán a recibirte y a darte la bienvenida cuando sea tu momento de dejar este plano.

    Mucho ánimo, que el dolor físico que sientes se convierta en bendición y alegría por él, por ellos.

    Un abrazo, te envío mi luz.

    Helena

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    1. Hola Helena!
      Convencida no estoy, pero esa posibilidad la albergo en mi corazón...tengo muy consciente de que todo es un proceso y al final todo estará bien...que cada uno tenemos una experiencia de vida e igual que seguramente es duro despedirse en el otro plano para encarnar aquí, luego es duro desencadenar y despedirse aquí...pero he aprendido a transmutar ese dolor inicial por las pérdidas en bendición hacia toda experiencia de vida ajena a la mía...
      Un abrazo con los dos brazos bien abiertos.

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