sábado, 17 de septiembre de 2016

Terapia regresiva (Parte 2)

Continúo con él post anterior...
Pasaron unos cuantos meses y fui, junto a mi compañero de vida, a la consulta privada de este doctor, los dos nos sometimos a una regresión, pero solo les voy a explicar la mía, porque me pertenece y tengo el derecho de compartirla.
Ese día tuve la certeza de que existe algo en mi interior, que me atrevo a llamar alma, que tiene mucha información de emociones y sensaciones mías estancadas y que están a la espera de ser recogidas, porque para el alma no existe el tiempo ni el espacio, por lo que continúa viviendo esas experiencias a día de hoy simultáneamente a mi experiencia de vida encarnada, es decir, todo tiene la capacidad de suceder a la vez, y el mayor error que podemos cometer en cualquier experiencia de vida es no aprender a morir, no permitirnos ese instante de consciencia para ser capaces de dejar en ese cuerpo, que vamos a abandonar tras la muerte, todas las emociones y sensaciones que le pertenecen a él, para poder dejarlo en armonía y no arrastrarlas a otras experiencias,y así, no dejar incompleta una de las fases más importantes de toda nuestra experiencia, como es la muerte.
Llegué a la consulta nerviosa, y por eso mi compañero me permitió entrar la primera, y preferí entrar sola, ya que soy muy vergonzosa, y habiendo vivido la experiencia del taller, consideraba que estando sola con el terapeuta, mi mente analítica sería capaz de relajarse más, y como se iba a grabar, ya la escucharía en casa tranquilamente.
Me tumbé en el sofá, y me preguntó qué quería trabajar, le dije que quería trabajar esa rabia interna que siento que me entra cuando me enfado, esa sensación de "mala hostia", incluso podría describirla como odio, esa sensación de ira que me entra por el estómago cuando me enfado, llegando incluso a perder el control de mi y ser capaz de decir barbaridades sin piedad a la otra persona en plena discusión...el terapeuta me empezó a guiar hacia la relajación para que la mente quedase relajada, al no ser capaz de relajarme por mi misma, me puso el dedo en la frente para que mi mente quedase pendiente de ese dedo y poder relajarme más, de esta manera me llegó una "visión", una imagen, como si de una película en mi mente se tratase, empecé a "imaginar" a una chica en medio de un bosque tirada en el suelo con un hombre encima que estaba intentando abusar de ella...y esa chica era yo.
El terapeuta me acompañó en esa experiencia, haciendo que me situase en otro momento de esa historia (que yo considero que me invento en todo momento, porque mi mente analítica no permite creérselo) y me vi en un poblado, donde conocía a todo el mundo, sintiendo ese poblado como mío, como si viviese allí, esa era sensación que tenía mientras describía la escena que visualizaba, con los ojos cerrados, en el sillón de esa consulta...veía una casita con techo de paja, hecha con piedra, con dos escalones para poder bajar al suelo, me veía con una falda larga, atada con una cuerda, con un corpiño (como en las películas medievales), podía "imaginarme" todo tipo de detalles. Me vi con mi marido y un hijo pequeño, y esas personas mirándolas a los ojos las identifiqué como mi pareja y mi padre en la vida actual, fue una respuesta instantánea, lo sentí así, sin más.
De repente me vi en otra escena en la que estaba sola con mi hijo, y escuchamos el ruido de caballos al trotar y gritos, me asomé a la puerta y observé caballeros montados a caballo destrozando todo lo que se cruzaba por su paso, cogí a mi hijo y nos escondimos en una esquina de la casita pensando que si abrían la puerta, no nos verían (estos pensamientos me venían a la mente y los verbalizaba, porque aunque creía que estaba imaginando, vivía la escena en primera persona), pero no sucedió así, y abrieron la puerta y nos vieron al final de la choza, nos arrastraron hasta la calle y allí me arrancaron a mi hijo de mis brazos (esa fue la sensación), y me puse a llorar desconsoladamente (y les aseguro que las lágrimas ya no formaban parte de la imaginación, porque me puse a llorar como si lo estuviese viviendo realmente). Se llevaron a mi hijo y a mí me subieron a un carro tirado por caballos dónde habían más mujeres del poblado. Nos llevaron a un calabozo, y nos hicieron entrar atadas con las manos detrás del cuerpo, en fila india, y nos dejaron allí de malas maneras. Pasaron los días e iban desapareciendo mujeres, hasta que llegó el día que me tocó a mí, me sacó un caballero de aquellos del poblado, atada con las manos detrás del cuerpo y con la boca tapada para no poder gritar, me subió a un caballo detrás de él y cabalgamos hasta llegar al bosque, a la misma escena donde empieza mi sesión.
Me tiró del caballo y se puso encima mío, empiezó a babearme, a besarme, a tocarme...me liberó las manos y empecé a pegarle, a intentar defenderme, escaparme...me saqué la mordaza de la boca y empecé a gritar, a insultarle, a despreciarle...pero luchando contra él, cada vez me sentí con menos fuerzas, (durante todo el rato no dejé de llorar y de mover mis brazos y piernas como si estuviese peleando de verdad) hasta que no pude más y me quedé sin fuerzas, me rendí y sentí como me penetraba, como me violaba, sentí asco, repulsión, odio y rabia que me entraban por dentro del estómago (la misma sensación de rabia y odio que me entra a día de hoy cuando me enfado y pierdo el control de mis palabras), sentí como me pegó, me pegó patadas hasta casi dejarme sin sentido y me disparó en el estómago (les aseguro que sentí ese disparo, como se me encharcaban los pulmones, el sabor de la sangre al toser, sentí que me ahogaba...y seguidamente empecé a sentir paz, armonía, descanso...una sensación que no puedo describir con palabras porque no existen) y me visualicé, desde arriba, muerta en medio del bosque.
El terapeuta me hizo revivir esta historia varias ocasiones, y me hizo quedarme viendo mi cuerpo tirado en el bosque, muerto, sin vida, para desde el alma poder perdonar a ese hombre, pero antes me explicó que la energía del perdón es más importante para quién perdona que para el perdonado, puesto que aunque solo sea por egoísmo personal, todo lo que le envíes al prójimo, te será devuelto...no sé cómo explicarles, pero siendo exclusivamente mi alma, sin ninguna interferencia terrenal, fui capaz de perdonarlo, dejé de sentir rabia y odio, pasando a sentir perdón y amor hacia ese ser porque comprendí y fui consciente que no actuaba desde su más pura esencia.
Al finalizar la sesión, me hizo abrir los ojos y me vi los ojos hinchados, y a día de hoy aún no tengo explicación para entender esa capacidad de invención y escenificación que tuve.
Me dio mi grabación de la sesión y tardé más de cuatro meses en ser capaz de escucharme, porque cada vez que la ponía me emocionaba, me daba pena, se me aceleraba el corazón, y no reunía el valor para enfrentarme a ella...por eso sé que no fue una invención, porque después de esa sesión he notado cambios en mi comportamiento, y mi actitud hacia una persona en esta experiencia ha cambiado, y he entendido que teníamos pendiente ese perdón en otra experiencia de vida.
Este fue el primer contacto directo con mi alma, y fue justo lo que necesitaba para tener más constancia de que mi cuerpo no es más que un vehículo para poder experimentar como Cristina, y aumentaron así mis dudas y mi curiosidad, motivo por el cual hoy estoy en plena formación de terapia regresiva.
No por ello les puedo asegurar que sea la verdad absoluta, simplemente es mi verdad basada en mi propia experiencia.
Gracias, y hasta la próxima.