jueves, 24 de noviembre de 2022

El camino es hacia dentro

Empecé este camino de compartir mis emociones, pensamientos y sentimientos en el 2016. Miro hacia atrás, me siento a releer las entradas y no dejo de asombrarme al ser espectadora de cómo he materializado mis vivencias a través de la escritura. Escribir es pura terapia. Más de cien escritos. Más de cien reflexiones. Más de cien momentos donde ha sido mi Alma la encargada de expresarse y ha difundido su verdad.


Desde hace tiempo he sentido, y así lo he expresado en mis últimos escritos, que el camino era de dentro hacia fuera. Hasta ahora.


El Universo me ha traído hasta aquí. Yo solo he estado atenta observando cómo se ordenaban los acontecimientos para llegar hasta aquí. Los hilos se mueven, suceden cosas, y yo sigo aquel camino que siento que es el mío, pero ese “sentir” nace de un impulso interior, y es tan simple como saber que es mi Alma la que empuja a ir justo por ahí. 


Que yo no tengo el control de lo que me sucede, no lo creo ya, sino que lo sé. Si aún te crees que llevas el control de tu vida, te invito a hacerte una sencilla pregunta: ¿Los impulsos que te mueven a actuar te nacen de dentro o llegan a través de ti? Fin de la pregunta.


Yo soy de ese grupo de personas que responden la segunda opción. Soy muy consciente de que tan solo soy una herramienta del Universo para que la Vida sea. En este punto de la existencia mi ego se queda fuera, tengo presente su valor y su existencia, y por supuesto también sus limitaciones. 


El camino no es de dentro hacia fuera. El camino es hacia dentro. Esa es la clave. Pero todo es un proceso, y yo tan solo llevo el mío. 


La vida son etapas. He vivido casi dos décadas fuera de la civilización, en distintos lugares, siempre rodeada de naturaleza salvaje, incluyendo mis tres años al lado del mar. Todos estos años he vivido muchas experiencias distintas dentro de mi vida. He compartido vida con distintos compañeros de viaje, humanos y perros. He pasado de vivir en la burbuja de la drogadicción a saborear la realidad de la vida. He habitado distintas casas y distintas comunidades autónomas. He pasado de no querer ser madre a serlo. En fin…miro atrás y sencillamente alucino. El tiempo no existe, pero madre mía cuánto vivido. 


No todo ha sido disfrutar. Por supuesto el sufrimiento ha estado presente en muchas ocasiones, pero soy consciente de que toda crisis no es más que una gran oportunidad, y desde ahí bienvenida es. Todo pasa.


Miro atrás y observo cómo he aprendido a equilibrarme a través de la naturaleza. Solo con caminar descalza en un bosque he adquirido esa capacidad para conectarme con la energía de ese lugar y sintonizar mi vibración, nutriéndome de la magia que un baño de bosque te aporta. He observado el mar y su energía todos los días durante más de tres años y ahí he aprendido a desconectar mis pensamientos y fluir con esa energía que te llega al mirar el mar y observar su naturaleza salvaje alineada a los ciclos lunares. He aprendido mucho observando las estaciones y los cambios de ciclos. En definitiva, estos años de mucha naturaleza, animales, silencio y soledad me han aportado un conocimiento personal, para mí sagrado, a través de mi propia experiencia. 


Toca vivir otra etapa. Fuera no hay naturaleza salvaje ni mar. Las llanuras de Castilla son pobres en paisajes de esos libres y salvajes. Aquí son kilómetros de hectáreas manipuladas por el ser humano y cargadas de químicos y pesticidas para que solo tenga cabida aquello que da beneficio económico. Aquí la madre Tierra está totalmente explotada y pasear por cualquier camino es una evidencia de ello. Los caracoles no existen, las mariquitas son casi milagrosas de ver, las caracolas mueren por centenares en los laterales de los campos, las golondrinas molestan porque cagan demasiado y los cielos son fumigados por muy lejos de la civilización que estemos.


Toca ir hacia dentro. La soledad ya la he transitado y me ha enseñado a estar a gusto conmigo misma, a saber estar sin hacer, a conocerme e incluso a aceptarme, pero si pensaba que ya estaba todo…ahora viene otro nivel: la introspección. No hay bosques para caminar descalza y sintonizarme con la madre Tierra, no hay paisajes de cuento, no hay mar donde dejar ir mis pensamientos, no hay animales para observarlos y nutrirme de sus enseñanzas…no hay nada fuera que me alimente, así que es hacia dentro donde me toca estar.


Viene una etapa distinta a todo lo conocido, pero la vida me ha puesto aquí para algo, porque el camino hasta aquí ha estado allanado con esa sutileza y magia que solo el Universo puede crear. Me toca aprender a equilibrarme desde dentro. Es momento de nutrirme por el simple hecho de Ser. Se avecinan momentos difíciles a nivel emocional, pero tengo una confianza interior que me hace llegar esa sensación inefable de que siga, porque el camino es por aquí. 


No sé qué me traerá esta situación, no sé qué nacerá de toda esta experiencia, solo sé que detrás de esta etapa que empiezo a vivir adquiriré conocimiento a través de mi propia experiencia, y solo existe una única premisa: seguir.


No podía dejar de escribir sin realizar un cierre, sin cerrar un ciclo o sin despedirme de él. Siento un enorme agradecimiento al Universo por todo lo vivido y ha sido un acto de amor compartirlo con el mundo, pero ahora me toca ir hacia dentro, no sé lo que durará este proceso, pero justo aquí dejo de escribir. Siento que es momento de ir hacia dentro y eso conlleva dejar de compartir de dentro hacia fuera para transitar en silencio y soledad ese trayecto hacia el interior. Se avecinan tiempos de introspección y vivirlos es mi intención. 


Seguimos.