viernes, 19 de marzo de 2021

La paternidad está infravalorada

Otro día donde las redes se llenan de felicitaciones y postureo. Esta vez felicitando a la figura paterna, solo porque toca, y la mayoría sin haber profundizado en lo que la energía paterna aporta por pura esencia.

La paternidad está infravalorada y ese intento actual de maternizarla es un invento más de este sistema. Solo porque interesa, no porque sea beneficioso para el acompañamiento de la evolución de ese ser que viene con todo el potencial de serie. La Vida tiene unas leyes naturales y esenciales que rigen a la propia vida. La energía masculina y la femenina son imprescindibles y necesarias para el equilibrio de la supervivencia.

La paternidad aporta la energía masculina en la unidad familiar. Es necesaria e imprescindible, pero en distintos tiempos. No es como nos lo quieren vender ahora con el eslogan de "paternidad consciente", haciendo creer que un ser recién llegado es un bien a compartir al 50%, como si se tratase de una tarea del hogar, o de un acuerdo matrimonial de separación de bienes o ganancial.

Lo siento, pero no es un producto. 

Un ser que pasa nueve meses dentro de mamá, solo tiene a la madre como conexión con esta encarnación. Se rige durante todos esos meses bajo el sistema emocional de esa mujer. Algo importante, poco valorado y muy desconocido para muchas madres, a día de hoy, todavía. El período de exterogestación existe y está totalmente desamparado.

Desde que nacemos hasta más o menos los siete años la relación con la madre nos aporta conexión con la Tierra. Las madres son Tierra. Tienen la capacidad de producir vida. Nos anclan. Nos ayudan a bajar toda nuestra energía y asumir esta encarnación. Un dato curioso es que hasta esa edad pueden existir amigos invisibles...luego, simplemente desaparecen. Nos desconectamos de la energía de donde venimos.

A partir de esa edad, los papeles se invierten. La figura paterna pasa a tener el papel principal para ayudarnos a manejar el mundo. Para mostrarnos el entorno que nos rodea. El padre es la vegetación. La Tierra sin vegetación moriría, porque necesita el oxígeno de los árboles para poder crear vida. Colocar esa energía y reconocerle su lugar tiene una gran importancia para el equilibrio emocional de un ser humano. El padre es la conexión con el mundo real, lo material, lo práctico, lo que podemos tocar. Es acción, determinación, voluntad, poder y reconocimiento.

La relación con el padre determina aspectos emocionales que muchas personas desconocen, porque este sistema vive en un fracaso absoluto a nivel emocional.

En mi desarrollo como Cristina tengo claro que mis padres no han colaborado al 50% en mi cuidado y atención. Mi madre ha tenido un porcentaje muchísimo más elevado en esa tarea, y evidentemente, mi padre más ausencia. Tengo recuerdos de estar enmadrada. Hasta el punto de que dejé el ballet porque mi madre empezó a trabajar por las tardes, cuando yo tenía unos 9 años. Mi padre empezó a llevarme a las clases. De repente, me vi en un vestuario lleno de niñas y madres, excepto yo que tenía a mi padre poniéndome las medias. Lo viví con una sensación horrible de abandono. Y lo dejé. Para otra niña, este hecho, puede que hubiese sido algo maravilloso. Pero para mí no lo fue. 

Por el contrario, mi padre ha sido clave para salir de las drogas. Sus sermones durante toda mi adolescencia, o más bien, toda mi vida, me han acompañado durante mis momentos de autodestrucción. Siempre he tenido, en mis etapas más oscuras, esos instantes donde la voz de mi padre resonaba en mi interior con sus consejos y sus charlas sobre la vida. Crearon cimientos en mi mente y me ayudaron a agarrarme a ellos y decir, hasta aquí.

Somos seres emocionales. Las emociones rigen nuestras vidas. Somos energía. Cada energía tiene sus cualidades por la pura ley natural de la propia Vida.

Esta nueva percepción que se ha inventado este sistema, para que veamos a los hijos como productos a compartir al 50%, es una aberración tan grande como la que hubo hace años con el intento de erradicar la lactancia materna para sustituirla por lactancia artificial. Todo es un proceso. Ahora está en auge. Pero llegará a su punto álgido y volverá a su cauce, al cauce natural de la Vida. Lo mismo que ha sucedido con la lactancia artificial. Está llegando ese punto donde se caen las vendas, y se ve la gran manipulación que ha habido para lograr ese gran beneficio económico que hay detrás. Se empieza a ver que es un producto para determinados casos, pero no para normalizarlo como si fuese leche materna.

Este sistema manipula, nos dirige y crea percepciones de la vida a su antojo y beneficio.

Tenemos demasiado alto el ruido externo y muy flojita nuestra voz interna, esa que sabe mucho más de nosotros que nuestra propia mente.

La vida no es como nos la cuentan, o nos la hacen ver, la vida simplemente Es.