martes, 17 de marzo de 2020

Coronavirus o una oportunidad para la transformación

Estamos ante un escenario inédito, por lo menos para mí, y dejarnos arrastrar por los pensamientos o las emociones, unilateralmente, puede ser bastante perjudicial, pero no ahora, sino siempre.

Gracias a ser madre mis lecturas han derivado hacia el mundo del cerebro de un bebé, y eso me ha llevado a indagar más en los dos hemisferios cerebrales, el derecho o emocional y el izquierdo o racional, a pesar de que ya los descubrí mientras me formaba en terapia regresiva.

Ellos son la clave de todo.

Un bebé monta rabietas porque solo usa el hemisferio derecho y sus emociones le arrasan...no sabe gestionar todavía ese equilibrio entre ambos hemisferios...pero no nos engañemos, la mayoría de adultos tampoco sabemos a día de hoy, y nuestra época de rabietas se supone que ya pasó.

Luego llega la época de los por qués de 2 a 4 años, ya que su lado izquierdo, el racional, empieza a desarrollarse...y puede desarrollarse tanto que deje inoperativo al derecho, convirtiéndonos en adultos con dificultades para expresar emociones o sentimientos.

Pero bueno, mi idea no es hablar del cerebro de un niño o un adulto...pero sí que creo necesaria esta pequeña introducción para entender el comportamiento humano en plena guerra bacteriana.

Creo que no es momento para usar solo el hemisferio izquierdo y buscar culpables, ni juzgar al prójimo, ni buscar conspiraciones...eso es solo la respuesta automática, es dejarse arrastrar por aquello a lo que estamos acostumbrados...mirar hacia fuera.

Siento que es momento para volcar toda la teoría, que muchos hemos ido adquiriendo durante el proceso de solventar nuestras propias dudas acerca de nuestra propia existencia, en práctica diaria.

Siento que es momento para centrarnos en nuestro propio escenario, que no es más que nuestro propio hogar, para la gran mayoría y en nuestro presente o en el aquí y el ahora para todos...porque para quién no sabía cómo hacerlo, o por dónde empezar, se lo han puesto en bandeja.

Siento que no es momento para dejarse arrastrar solo por el lado derecho, cargado de miedo, de rabia, de impotencia, de furia, de indignación...

Toca aprender a centrarnos, a equilibrarnos...o por lo menos a conocernos, que ya sería una buena forma de empezar.

Y el tiempo ya no es nuestro enemigo, sino nuestro aliado.

Cada escenario donde naufragamos o bien para el lado izquierdo o para el derecho no es más que una oportunidad para ser conscientes de nuestros actos, nuestros reflejos, nuestras respuestas, casi siempre automáticas, sin nuestra presencia plena.

Es momento de aprender a navegar en nuestro equilibrio, ese al que volvemos siempre que pasa la tormenta o cuando paramos, cerramos los ojos y respiramos conscientemente.

Todo este escenario es un desastre económico, pero a la vez es un alivio para la madre Tierra.

Es la dualidad en estado puro.

Todo tiene siempre diferentes lecturas, distintas percepciones...

La mía es que en cada uno de nosotros existen dos energías, la Luz, que vibra alto y apaga el ruido externo, o la Oscuridad, que vibra bajo, alimentada por el ruido que deriva en pensamientos destructivos hacia uno y por ende hacia el prójimo.

Cada uno decide en qué estado vibrar, al fin y al cabo somos energía pura.

Yo soy consciente de que solo soy responsable de mi propia experiencia de Vida y que hacia el resto solo tengo 4 herramientas que empiezan por utilizarse hacia uno mismo, que son: la compasión, la comprensión, la paciencia y el amor.

Estos días he podido observar que a una gran parte de la población le hace falta todavía mucho trabajo de introspección personal, pero que a la vez la evolución está en marcha y hay una gran parte de la población en plena transformación...y eso es alucinante.

Todo es un proceso y cada uno está en el suyo, pero tengo confianza plena en que al final siempre todo está bien tal y como sucede.