sábado, 22 de julio de 2017

El miedo a la muerte

El último punto que deseo desarrollar, pero no por eso el menos importante, es el miedo a la muerte.
Durante toda mi experiencia como Cristina, no tengo recuerdos de haberme parado a pensar o hablar sobre la muerte, solo sé que es un tema que no sale en las conversaciones normalmente, simplemente se evita...hasta que alguien fallece, y te topas con la realidad, recordando que la muerte forma parte del proceso natural de la vida, sin más.
Hasta hace unos años puedo afirmar que tenía miedo a la muerte, y más que a la muerte, al sufrimiento, y al desconocimiento de qué hay después...
Soy hija única, he vivido siempre con un miedo interno a que si mis padres fallecían no sé si lo superaría...recuerdo ir de vacaciones en el Ford Fiesta al pueblo y en más de una ocasión tener pensamientos de que si teníamos un accidente y ellos fallecían, me quedaba sola...ahora me resulta curioso, recordar esas anécdotas de mi infancia...
Soy consciente de que el miedo viene por el desconocimiento, por eso a día de hoy, puedo decir alto y claro que no tengo miedo a la muerte, ya que me ha sido revelado que no es el final, que solo morirá mi cuerpo, pero mi alma continuará, de la misma forma que ya lo he experimentado reviviendo mi muerte en otras vidas gracias a la terapia regresiva, sintiendo como una vez que muere mi cuerpo experimento una paz, una tranquilidad imposible de describir con palabras, aparece mi querida inefabilidad.
Así que mi propia muerte no me asusta, y a la vez, gracias a esta enseñanza, he aprendido a vivir de una forma consciente y plena, debido a ello asumo que en cualquier momento puede llegar mi ultima respiración, por eso cada mañana lo primero que hago al despertarme es agradecer al universo que me permita un día más...y así es como vivo, viviendo el momento, consciente de que puede ser el último como Cristina.
De esta misma forma, he aprendido a aceptar la muerte de cualquier ser querido, incluida la muerte de mis padres...pero eso no quita el proceso de duelo que necesitaré para asumir la pérdida física que supone cualquier fallecimiento, ese proceso es igual de natural que la propia muerte.
Pero hay un gran cambio en mi actitud, he aceptado la muerte como parte de la vida, ahora tengo mi propio criterio al respecto...y siento que es algo fundamental para poder vivir una vida plena, porque si no aceptan la muerte, existirá un vacío en su vida, impidiéndoles vivir en plenitud.
A lo largo de mi experiencia siempre se me ha mostrado la muerte como un drama, una pérdida, un sufrimiento, incluso en el pueblo veía el luto de las personas que perdían a un ser querido...y asocié la muerte con la negatividad...pero jamás nadie me habló de la otra perspectiva de esta situación, es decir, nadie me comentó que las personas que fallecen necesitan que las dejemos partir, que nuestro sufrimiento no viene por la muerte del ser, sino por nuestra pérdida física, me atrevo a llamarlo egoísmo personal por perder en este plano a alguien; nadie me dijo que solo se muere el cuerpo, pero el alma está presente incluso en el momento del tanatorio; no me hablaron de la muerte con la naturalidad que le corresponde; nadie me habló de que venimos a vivir una experiencia y cuando llega el fin de esta, simplemente dejamos nuestro cuerpo para evolucionar, pero que sería maravilloso dejar en ese cuerpo todas las emociones y sensaciones de esta vida, porque le pertenecen a ese cuerpo y ese cuerpo, una vez que muera, ya no nos pertenece, lo único que tendríamos que recoger sería la energía que quedó atrapada en el momento de la muerte, ya que es lo único que nos pertenece...en realidad somos eso, energía; nadie me enseñó que cuando deje mi cuerpo debo ir a la luz, quedarme aquí solo retrasará mi evolución e incluso puede entorpecer la experiencia de mis seres queridos; nadie me dijo que nos parecemos a las mariposas más de lo que creemos, y que el cuerpo nos limita a este momento, esta experiencia, pero sin él, no existe el tiempo, ni el espacio; nadie me dijo que el final del proceso del duelo viene con la aceptación, y este último paso me libera a mi, pero beneficia también a ese ser querido que he perdido y no dejo ir...nadie me habló de nada de todo esto, y no logro comprender cómo nadie nos muestra nada sobre lo único que tenemos claro cuando nacemos, moriremos.
Así que hasta hace tres o cuatro años he vivido el proceso de la muerte como la sociedad me ha enseñado o mostrado, pero ahora lo vivo a mi manera, bajo mi criterio, basándome en mi propia experiencia...y con esto no quiero hacerles creer que lo hacen mejor o peor, simplemente mi deseo es mostrarles otra perspectiva de la muerte...porque tal y como comenté en mi post anterior, el mayor acto de amor es aceptar la experiencia del prójimo, y la muerte es parte de ella...así que creo que es vital para poder vivir en plenitud, darle a la muerte la naturalidad que le corresponde, sin más.

viernes, 14 de julio de 2017

La capacidad de amar

El otro día ya comenté que sentí que era necesario desarrollar los tres pilares de la terapia regresiva por separado, así que hoy intentaré describir otra de nuestras cualidades innatas, la capacidad de amar.
A día de hoy, estoy totalmente convencida de que somos la suma de cuerpo y alma. El cuerpo por un lado es nuestro edén, ya que gracias a él podemos experimentar y sentir, pero por otro lado nos limita, no podemos sentir lo que es el amor incondicional, es nuestra alma la que tiene esta capacidad, y en estado expandido de conciencia, el alma es la protagonista, y nos muestra, por lo menos a mí me lo mostró, que no tenía ni idea de lo que significaba amar.
Hasta ese momento, solo había sabido querer y apegarme, es decir, a lo largo de toda mi vida creía que me había enamorado en varias ocasiones, pero lo que había hecho era apegarme a personas que me daban aquello que yo quería, y cuando dejaron de hacerlo, las dejé...esas han sido mis relaciones sentimentales...suena fatal ¿eh? Pero ha sido así. Tenía pareja, no éramos compañeros del viaje de la vida, es decir, yo les quería a mi lado, mientras eran como a mí me gustaban, y sino mi idea era, seguro que cambiará...pero me aportaban compañía, seguridad (bueno ya hablé de todo esto en otro post, llamado "Mi propia oscuridad") pero de lo que soy consciente es de que si me hubiesen dejado por otra chica, no lo hubiese entendido, ni aceptado...hubiera roto la relación incluso de amistad. Y además hasta el día de hoy no he sabido mantener la amistad con ninguno de mis ex.
En el ámbito de la amistad, más o menos igual, si alguna amiga me hacía algo que no me gustaba, me enfadaba, y rompíamos la relación.
Y en el ámbito familiar, por un estilo, excepto con mis padres que por mucho que hayamos discutido siempre nos hemos reconciliado...con el resto de familiares, si ha habido algún problema...hemos roto la relación.
Así que mi manera de actuar era bastante radical...pero nunca lo observé desde este punto de vista, por el contrario, creía que era lo normal, siempre me he repetido: si algo te perjudica o es tóxico...aléjate de ello.
Pues a día de hoy, no pienso igual, he recordado mi capacidad de amar, y la tenemos todos. Asumo que todos somos seres de luz que estamos aquí en la Tierra encarnados, todos venimos del mismo lugar, de la Luz, y todos nos iremos al mismo destino, a la Luz...así que todos somos el Todo, por eso siempre digo que la realidad a nivel racional es muy difícil de comprender, pero cuando la sientes, el puzzle se completa. Todos estamos conectados, por eso lo que le envíen al prójimo, les será devuelto...no olviden la frase: SEAN BUENOS.
Así que ahora estoy empezando a aprender a amar, o más bien a recordarlo, comparto mi viaje con mi compañero de vida, Fernando, pero aceptaré cualquier decisión que tome basada en su felicidad, su bienestar, su interior...porque soy consciente de que somos dos seres con experiencias de vida independientes y lo acepto desde el amor, no les voy a engañar, si me hiciese algo que me doliese...necesitaría tiempo para asumirlo, pero ahora sé que no me alejaría desde el rencor, el odio o la rabia, sino desde la madurez de saber que necesito un tiempo para asimilar y aceptar según qué situaciones...y así en cualquier ámbito, ya sea amistad o familiar. He aprendido a que el problema lo tengo yo, nadie es responsable de mis emociones, yo soy la que puedo abrazarlas, escucharlas, y permitir que fluyan para acabar aceptándolas.
He aprendido que amar no tiene nada que ver con el apego, amar es respetar la experiencia de vida del prójimo y si es necesario pasando por las diferentes etapas emocionales que necesite hasta llegar a la aceptación.
Pero he llegado a este punto, no de la noche a la mañana, sino que empecé por mí, acepté mi falta de autoestima, mi carencia de amor y respeto hacia mí misma...y ello se veía reflejado en mi forma de actuar y tratar al prójimo...así que cuando alguien dice, soy así y punto...me da lástima, porque se quedará estancada en ese momento, no permitiendóse aprender y avanzar, cuando el fin de estar aquí encarnado es ese, aprender y evolucionar...y solo hay un camino en el que nos sentimos bien, en paz y armonía, y es el amor.
En realidad fluimos en este camino, es una sensación maravillosa descubrirlo...pero no es fácil la práctica, no les voy a engañar, estamos influenciados por nuestras creencias, muchas inculcadas por la sociedad, la familia, las amistades...y además rodeados de muchas personas estancadas en sus procesos y encima no son ni conscientes de ello, pero cuando amas al prójimo, aprendes algo fundamental, el respeto y la aceptación, y con esas dos palabras, comprendes desde lo más profundo de tu ser, que amas desde la libertad, sin apegos, y es una sensación que no se puede comprender, porque el amor se siente, no se entiende. Y aprendes a la vez a respetar desde el amor cualquier experiencia de vida ajena, y que si no te piden ayuda, has de aceptar su proceso, porque en realidad todo es un proceso, dure las encarnaciones que dure, no olviden que una vez que morimos, sólo muere nuestro cuerpo, dejando de existir el tiempo y el espacio, pasando a ser un eterno presente del alma.
Así que dejemos de querer que es lo que esta sociedad nos ha enseñado, y recordemos nuestra capacidad de amar, que en realidad es como todos venimos programados desde nuestro inicio.

sábado, 8 de julio de 2017

La capacidad de perdonar

He ido escuchando a lo largo de mi vida frases como : "Quien la hace, la paga", "La venganza se sirve en un plato frío"...y no les voy a engañar, durante toda mi adolescencia eran mis lemas de vida, supongo que vivir en un barrio y codearme con los "malotes del barrio", me ayudó a tener esa forma de pensar...
Pero a parte de mi propia experiencia personal, puedo afirmar que esta sociedad se ha olvidado de la capacidad de perdonar que todos poseemos, y es una lástima, porque somos esclavos de todo aquello que decimos que perdonamos pero no olvidamos...ya que una vez que uno perdona, se libera.
Les tengo que reconocer que esta capacidad de perdonar ha aflorado en mí, gracias a la terapia regresiva, ella es la que me ha permitido recordar que poseo esa cualidad y como siempre digo, y no me canso de repetir: estaré eternamente agradecida a esta terapia.
Llevo realizadas 13 regresiones, hasta el día de hoy, y de momento no siento que necesite realizar más, pero estoy convencida que a lo largo de mi vida, realizaré más como paciente...el motivo es muy sencillo, para poder acompañar a otras personas a través de esta terapia como terapeuta, tengo que haber sido paciente, porque soy muy racional, y si no lo vivía por mí misma, no me creía nada, y para poder defender algo, yo, necesito creer en ello, y lo digo en pasado, porque esas dudas ya las resolví, y ahora soy más de "creer para ver", que de "ver para creer".
En el post anterior ya comenté los tres pilares fundamentales de esta terapia, y considero que cada uno necesita ser desarrollado más ampliamente, así que hoy, voy a intentar explicarles la capacidad de perdonar.
Quiero antes hacer un pequeño inciso, y decirles que no se olviden que, para desarrollar este tema, parto de mi creencia de que vida tenemos una, pero repleta de capítulos, ahora mi capítulo se llama Cristina, pero no necesito que me crean o no, simplemente he llegado al punto en el que a través de mi propia experiencia, tengo evidencias suficientes para estar completamente convencida de ello...y les animo a recorrer su propio camino, para a través de sus propias experiencias, obtener su propia evidencia, y así alcanzar su creencia personal, y no la que la sociedad se ha encargado de mostrarnos.
Ustedes deciden, yo al contrario que la mayoría de la población, a día de hoy, tengo ambición de conocimiento y no de dinero, por eso estoy desprogramándome del TENER y aprendiendo a SER, y les puedo asegurar que la forma de afrontar la vida cambia y se llena de magia, ya que la vida es magia en estado puro, y ya saben que yo estoy enamorada de ella.
En estos años he aprendido a perdonar, bueno, más que aprender, he recordado mi capacidad para hacerlo, es como si desde lo más profundo de mi ser se hubiese despertado este conocimiento, ahora de forma natural veo a las personas como seres viviendo una experiencia de vida, y acepto desde el amor y no desde la resignación, lo que cada uno haga, aunque lo juzgue como algo negativo hacia mí, porque creo que me equivoqué de profesión, tendría que estar ejerciendo de jueza, porque lo de juzgar, a día de hoy, aún me cuesta dejar de hacerlo...
En realidad es algo muy simple, cuando alguien nos hace algo que nosotros consideramos negativo, y me refiero desde que me roben, me rompan el corazón hasta que me violen, o maten a algún ser querido...ante cualquier situación que nos suceda tenemos la capacidad de perdonar, aunque no lo crean, es una cualidad innata del ser humano, pero lo hemos olvidado...y aunque les cueste creerlo, les aseguro que la tenemos.
He aprendido que si vivo alguna experiencia así, y no perdono, lo único que consigo es no perdonarme a mí misma, me convierto en esclava de esa situación, únicamente me perjudico a mí misma, porque mi vida se oscurece en el odio, el rencor, la rabia...pero por el contrario cuando acepto la situación, una vez que soy consciente de que ya ha sucedido y no existe la vuelta atrás, que solo puedo seguir hacia delante, tengo la oportunidad, aunque sea por puro egoísmo, de perdonar a ese ser, de aceptar su experiencia sin comprenderla a nivel racional, pero estando convencida de que todo sucede por algo, y en lugar de llegar a preguntarme ¿por qué? intento preguntarme ¿para qué?...y reconectándome con mi alma, aparece una capacidad de perdonar real, sincera y profunda. Es como si desde lo más profundo de mi ser surgiese esa emoción que no logro comprender a nivel terrenal, pero me rindo a ella y me permito sentir el perdón...no sé expresarlo en palabras, aparece la famosa inefabilidad...
Pero lo que sí que puedo expresar es la sensación de que al perdonar al prójimo me perdono a mí misma, me libero de esa situación, y una vez pasada la experiencia, ¿de qué me sirve odiar o no perdonar? Absolutamente de nada, al contrario, solo me perjudica más...y yo a mí misma me amo, y no me quiero hacer sufrir, gracias.
En definitiva, la energía del perdón es mucho más positiva para el ser que perdona que para el perdonado, ya que usted con quien pasa las 24 horas del día es con usted mismo, y les aseguro que se vive mejor aceptando aquello que ya ha sucedido y no tiene solución, porque en este capítulo de vida a lo mejor somos las víctimas, pero verdugos hemos sido también, estoy convencida...pero nunca olviden que mi verdad es solo eso, mi verdad...un abrazo con los dos brazos bien abiertos, y como decía un amigo que ya está al otro lado: SEAN BUENOS.