viernes, 12 de octubre de 2018

Piloto automático

Sobrevivimos en una sociedad donde la mayor parte del día la pasamos desconectados de nuestra conciencia, nos movemos en piloto automático.

Intentar recordar lo que hemos hecho durante el día de hoy puede llegar a ser un ejercicio de desgaste energético, ya que sabemos de forma instantánea lo que hacemos cada día, pero relatar lo que hemos hecho hoy...puede llevarnos unos minutos para traerlo a nuestra mente...

Somos zombies en una sociedad donde cada mañana seguimos rutinas, conducimos por las mismas carreteras camino al trabajo o cogemos el mismo transporte público...y cuando queremos darnos cuenta casi llegamos a la salida de la autovía o a la parada del autobús y no sabemos ni cómo hemos llegado hasta ahí...

Nuestro día a día es como nuestro sistema respiratorio, funciona sin nuestra consciencia plena, y de vez en cuando somos conscientes, pero solo en ocasiones contadas...

¿Qué curioso todo no?

Me llama la atención cómo una gran parte de la población cree vivir una vida plena cuando ni siquiera se cuestionan que cabe la posibilidad de que solo busquen alicientes o motivaciones para ser capaces de sentir esa plenitud, cuando en realidad esa sensación de plenitud reside en nuestro interior y solo parando, se conecta con ella.

Este porcentaje de la población que vive en piloto automático, al que durante años he pertenecido sin ser consciente de ello, está motivado cuando se va a casar o a vivir en pareja, mientras decoran el piso, adquieren mascotas o van teniendo hijos, cuando organizan viajes, se compran coches, se apuntan al gimnasio, logran algún sueño...en resumen, cualquier novedad que aporte desde el exterior una motivación en su vida pilotada por el automático...

Van pasando los años sin más...pero interiormente algo no va bien y lo saben, pero lo ignoran y lo camuflan con motivaciones externas...

Una gran parte de la población llega a su edad adulta sintiendo que no han hecho o no han vivido la vida que les hubiese gustado vivir, otras creen que viven la vida que siempre han deseado, pero en realidad si solo has dedicado tu tiempo de vida a trabajar en tu exterior y no has destinado tiempo a trabajarte interiormente simplemente llegarás al lecho de muerte habiendo sobrevivido en esta sociedad donde muchos somos o hemos sido “pollos sin cabeza” deambulando para alcanzar ingresos, para así lograr consumir, normalmente por encima de nuestras necesidades básicas...

Pero el día que las personas apaguen el piloto automático y empiecen a trabajar su propia esencia interior, comenzarán a escucharse, sentirse, conocerse...apagarán ese ruido externo que les dirige y siguen de forma incondicional.

Ese día recuperarán la cabeza y dejarán de necesitar tanto el TENER para empezar a sentir el SER.

Es muy curioso observar cómo estamos desconectados de nuestra propia energía interior, cuando en realidad eso es lo que somos, pura energía.

Pasar de vivir en piloto automático a vivir reduciendo marchas es una elección que conlleva un trabajo interno duro y constante, por eso siempre repito que no hemos nacido para trabajar ni para tener como nos han hecho creer...el trabajo es un simple intercambio de tiempo por dinero para poder vivir dentro de este sistema de consumo, pero la experiencia de Vida va mucho más allá.

Existe, a día de hoy, una falsa apariencia de que debemos seguir nuestros sueños porque luchando por ellos alcanzaremos todo aquello que deseemos...y por cada persona que nos anima a perseguir nuestros sueños porque ellos lo hicieron y lo lograron, existen miles que lo intentaron y fracasaron...y es porque solo escuchamos a los que se creen vencedores, cuando en realidad no hace falta vivir trabajando de aquello que nos guste, sino solo hacerlo porque nos hace sentir bien.

El trabajo es un concepto que intentan cambiar para que sigamos en piloto automático sin parar, sin reducir marchas...en definitiva, sin seguir el propio ritmo que lleva el Universo acompañado de silencio, calma, paciencia, lentitud...todo es un proceso.

Si te gusta cantar, canta.
Si te gusta escribir, escribe.
Si te gusta bailar, baila.
Si te gusta grabar vídeos, grábalos.
Si te gusta dibujar, dibuja.
Si te gusta coser, cose.

Haz lo que te guste sin la necesidad de ser reconocido, admirado, valorado, ni sorprender a nadie...simplemente haz aquello que te haga vibrar y jamás sentirás que fracasaste ya que no vivirás de un sueño futuro, sino que vivirás el instante presente tal y como se presente, pero sintiendo que realizas todo aquello que interiormente te hace sentirte bien.

Si el interior está nutrido, el exterior deja de ser indispensable, pasando a ser solo un escenario donde poder interpretar la mejor versión de ti mismo.