sábado, 9 de marzo de 2019

La esencia de la Vida

Me gusta observar. Lo he hecho desde bien pequeñita...supongo que debido a ello reflexiono y escribo desde que tengo conocimiento, aunque ahora lo comparto y fluye gracias a las redes sociales.

Me resulta curioso cómo entramos en las luchas como si nos fuese la vida, en esas luchas y enfrentamientos que genera el propio sistema. Pero lo más llamativo no es que entremos a pelear sino que creemos que conseguimos avanzar...cuando en el fondo todo sigue igual pero con matices diferentes.

Este sistema si necesita algo es una transformación y no un cambio, que es lo que siempre ha ido teniendo en su historia.

La diferencia es que para poder llegar a esa transformación hay que empezar desde dentro, mientras que los cambios se inician desde afuera.

Pero no será el sistema el que nos enfoque hacia ello, no le interesa en absoluto, y parece que ese dato lo obviamos.

La vida tiene una esencia, y encontrarla hace que por dentro algo haga “clic” y la forma de observar y de fluir cambie por completo.

Esa es la transformación, ese “clic” interior, que sino lo has experimentado es imposible de describir, aparece de nuevo mi querida inefabilidad...pero una vez que surge ya no entras en luchas para cambiar nada dentro de un sistema que está creado solo para adquirir poder y dinero, ya que son características que no tienen ningún valor en la esencia de Vida.

Una vez que transformas la percepción de todo, descubres esa esencia que acompaña a la Vida, aquella donde el sistema no tiene cabida; aquella donde trabajar no es más que intercambiar tiempo por dinero; aquella donde sentirnos realizados no es por lo que conseguimos o hacemos, sino que por el simple hecho de existir ya somos enormes; aquella donde la belleza no está en nuestro cuerpo físico sino en nuestra Alma; aquella donde este sistema no nos puede crear tantas inseguridades y necesidades para así controlarnos a través de ellas; aquella donde lo importante no es que tengamos nada sino que seamos, porque lo importante en este capítulo de nuestro libro de Vida es SER y eso no está dentro de este sistema, ya que en realidad no tiene ningún interés en mostrárnoslo...y sabéis por qué? Porque perderíamos el miedo y dejaría de controlarnos, porque aprenderíamos que la muerte es una parte de la vida y no un final, porque descubriríamos que elegimos nuestro plan de Alma antes de encarnar y que sea como sea está bien, ya que no existe el “por qué”, sino el “para qué”...y a pesar de que muchas experiencias de vida sean totalmente incomprensibles desde nuestro hemisferio izquierdo, detrás de este capítulo de Vida hay muchos más que van completando el libro de la Vida de cada uno de nosotros.

Ahora que soy madre deseo poder acompañar a baby Valentina fluyendo en la energía donde se dé cuenta, por ella misma, que luchar no es la forma de conseguir nada, ya que la única energía que transforma es el amor, y la palabra “lucha” ahí no tiene cabida.

El sistema en sí es una creación al margen del amor, un sistema egoísta y cargado de egocentrismo donde en pleno s.XXI todavía existen países subdesarrollados y personas llegando en patera pero donde se pelea por intentar conseguir la igualdad de derechos entre hombres y mujeres o la independencia de una comunidad, un sistema que no comparto en absoluto porque es una matrix donde nos enfrentan y nos esclavizan para el beneficio económico de unos pocos, porque a este sistema, como antes he mencionado, no le interesamos como seres humanos, sino que su única preocupación es la economía y el poder...es una gran empresa.

Puede que todo tal y como esté sea como tiene que estar, o puede que sigamos viviendo en desequilibrio porque siempre hemos luchado para conseguir cambios pero nunca nos hemos transformado para cambiar nada.