miércoles, 15 de junio de 2022

La terapia regresiva es presencial

 Me gusta observar a las personas, siento que ahí empiezas a conocerlas no por su etiqueta (el papel social), sino por los gestos cotidianos, más allá de las palabras, por su comportamiento y su actitud. 

Y justo ahí existe una línea muy fina y casi imperceptible donde empieza a desvanecerse la esencia de la terapia regresiva.


La terapia regresiva es la terapia del alma. Eso a estas alturas no hace falta ampliarlo más, en el blog tenéis varias entradas hablando de ella e incluso de todo mi trayecto y mi evolución gracias a ella. 


Para mí ha pasado a ser una herramienta de vida a la que respeto profundamente, y debido a ello no comparto esta nueva modalidad que se ha creado de realizarla online. 


Respeto profundamente a quién la realice, al fin y al cabo todo es un proceso y al final todo está bien. Pero eso no hace que a mí me resuene esta nueva forma de realizar las sesiones.


Cuando se inicia una regresión, el paciente está en estado expandido de conciencia, pero a su vez es el alma del terapeuta el que dirige más de una vez dicha sesión. No sé cómo llegar a explicarlo claramente con palabras porque aparece mi querida inefabilidad, pero cuando se inicia la sesión el campo vibratorio del paciente y del terapeuta también ejercen su función, y para que eso pueda llevarse a cabo se necesita la presencia.


Es vital que el paciente y el terapeuta usen el tiempo para coincidir aquí y ahora físicamente en algún lugar, para que desde ahí sea el terapeuta quién acompañe al alma del paciente en su regresión. 


El mundo virtual es muy útil para muchas cosas, pero cuando se trata de encuentros entre almas es necesaria la presencia.


No sé si habéis asistido alguna vez a algún evento donde diversos ponentes exponen temas. Si es así, ahora pensad en la diferencia que existe entre asistir de forma presencial y hacerlo online. No tiene absolutamente nada que ver.


Cuando vas a un encuentro suceden cosas. Te cruzas con otras personas. Cruzas caminos. La ponencia te llega de otra forma. No tiene nada que ver al formato online donde tan solo te llega la información. Nada más.


Pues esa gran diferencia es abismal cuando a terapia regresiva se refiere. Dejemos de hacer un negocio con esta terapia. Protejamos esta herramienta tan valiosa y con ello la propia esencia de esta terapia. 


Siempre he dicho que esta terapia tiene dos grandes enemigos: uno es el ego y el otro, la fascinación, pero a día de hoy he aprendido que existe otro gran enemigo y es el dinero. 


Hay muchos terapeutas que tan solo ven negocio detrás de esta terapia. Y no es una terapia cualquiera, porque esta es la terapia del alma, y este detalle la hace distinta a todas las demás. 


Justo por ese motivo me cuesta delegar, a otros terapeutas, todas aquellas personas que me piden que les acompañe en sus regresiones. 


Esta terapia no tiene nada que ver con dinero. El fin no puede ser vivir de ella, sino ponerte al servicio del Universo para acompañar a todas aquellas almas que lleguen a ti, y si luego además te hace ganar dinero, pues enhorabuena por poder dedicarte a aquello que te hace disfrutar. 


Pero el fin principal no puede ser convertirlo en tu trabajo desde el principio cuando encima eres novato y aún careces de la experiencia suficiente. No puedes empezar a dar cursos de formación, porque dan dinero, sin tener ni siquiera años a tus espaldas de experiencia en acompañamiento presencial. No puedes olvidarte de su esencia porque necesites dinero en tu día a día en algún momento de tu vida. No. Esto no es un trabajo cualquiera. Esto va mucho más allá.


No se puede construir absolutamente nada sin unos buenos cimientos.


Así que desde aquí deciros que la terapia regresiva, para mí, ha de ser presencial para que puedan suceder todas aquellas cosas que tengan que suceder gracias a ese encuentro entre almas. 


Estamos aquí encarnados y poder sacarle partido a estos reencuentros físicos es algo que jamás podrá conseguir alcanzar el mundo virtual. 


Somos muchos los que no vamos a permitir que la esencia de esta terapia se pierda y para eso en breve nacerá la Asociación Fénix, de la que cuando tenga más información estaré encantada de poder compartirla.


Sigamos.

miércoles, 1 de junio de 2022

Vivir en un pueblo

 

Hace poco más de un mes que nos hemos mudado. Hemos dejado la playa de Cantabria por las llanuras de Castilla. Para muchos una locura, para nosotros un regalo.


No voy a desmentir que Cantabria es una comunidad de cuento. Los paisajes son casi de fantasía. Las playas de Noja con sus rocas y sus cambios constantes son un regalo de la Madre Tierra. Pero después de seis años allí, y tres de ellos siendo padres, nos ha apetecido experimentar la vida en un pueblo llano de Castilla donde la cercanía de la familia paterna de Valentina ha sido uno de los ingredientes principales para venir.


Llevo poco tiempo viviendo aquí, pero he veraneado toda mi vida en los pueblos de mis padres, así que hace poco que saboreo la ventaja de vivir en un pueblo, y puedo asegurar que no es tan solo económica.


Cierto es que adquirir una vivienda no tiene nada que ver con hacerlo en una ciudad, que el impuesto de circulación también es más barato, y en definitiva los impuestos son menos, pero no creo que el motor principal de nadie para venir a vivir a un pueblo deba ser solo por incentivos económicos, porque al final el trasfondo de lo que la vida es, va mucho más allá, y si solo es por dinero pero no te atrae lo que vivir en un pueblo conlleva, seguramente, será el inicio de un profundo abismo emocional.


No es la primera vez que percibo que existe una cierta rivalidad entre empadronados o no. En Noja era curioso escuchar la misma frase, era como un mantra, y decía: yo pago el ibi y viven gracias a todos los que venimos en verano. 


Y se quedaban tan anchos. 


Y sí. Seguramente para los negocios de Noja es casi vital el ingreso de los veraneantes, y puede que si nadie fuese en verano a los pueblos desaparecerían todavía más rápido de lo que lo hacen. Puede ser, no lo sé. Pero la ventaja de estar empadronado no es tener incentivos económicos, hay que cambiar la mirada hacia la propia vida porque la sociedad está perdiendo el valor de la propia esencia de la Vida. 


No, el dinero no es la esencia de nada.


La ventaja de estar empadronado en un pueblo es tener el privilegio y la suerte de poder disfrutar de vivir a un ritmo mágico y especial que solo pueden degustar los que viven aquí todo el año, y este ritmo, para mí, engancha más que cualquier canción veraniega.


La ventaja de vivir todo el año en un pueblo es formar parte de un lugar donde sales a la calle y te sientes en casa vayas donde vayas porque sus habitantes viven con tiempo para saludar, ya que las prisas no tienen cabida en un lugar así.


La ventaja de la vida de pueblo es poder permitirte y haber aprendido a apreciar que tu hija crezca en un lugar donde el estrés y las prisas no se normalizan ni se convierten en cotidianos.


La ventaja de vivir en un pueblo es dormir sin ruidos de vecinos, disfrutar del paisaje rodeado de naturaleza diariamente sin tener sobre estimulada la visión con tanto movimiento de coches, motos, camiones de la basura, personas, patinetes eléctricos, autobuses, tranvías…


La ventaja de salir de la civilización es deleitarte con el sonido de los pájaros e incluso de los conciertos de silencio.


La ventaja de vivir aquí todo el año va mucho más allá de incentivos económicos…porque la Vida en mayúsculas va mucho más allá!


Quedarse atrapado en la necesidad de que por ser empadronado has de tener incentivos económicos es el resultado del tipo de sociedad que se ha creado. Seres humanos que han olvidado la esencia de la vida, esa donde el privilegio de vivir en el pueblo es, sencillamente, estar en el pueblo todo el año.


Cambiemos la mirada. La vida va mucho más allá. Soltemos patrones, apaguemos ruidos externos y volvamos a escuchar ese susurro interior que sale en esos momentos de soledad y silencio donde aparece el Gran vacío interior, normalmente surge cuando la evasión con amigos, redes sociales, conciertos, viajes, hacer cosas de casa, trabajar o lo que sea no existe, y justo ahí nos encontramos con lo que verdaderamente somos cada uno de nosotros, y sí, para muchos ese momento es tan ensordecedor que la evasión es la única manera de seguir…seguramente justo ahí empieza el abismo emocional que puedes llegar a transitar en un pueblo donde en verano todo es fiesta, pero el resto del año estás tú con tu Gran vacío, ese que todavía no te has parado a mirar por seguir evadiéndote. 


La vida es un proceso, y cada uno está en su momento evolutivo, por eso en mi caso esta etapa que se me ha presentado la veo como una oportunidad de crecimiento personal, y estoy convencida de que estoy lista para afrontarla, sino no hubiese aparecido. El Universo tiene un plan divino, y después de más de seis años inmersa en la terapia regresiva ya no lo creo, sino que lo sé.