martes, 19 de septiembre de 2017

Un terapeuta no es un gurú

Hace casi un año acabé mi enseñanza en terapia regresiva, y desde entonces ya puedo ponerme el título de Terapeuta regresiva, porque para qué vamos a engañarnos, queda de maravilla oye...pero si algo aprendí en ese tiempo de formación es que los peores enemigos de un terapeuta son el ego y el fanatismo.

Durante toda la historia, una de las características del ser humano es seguir a alguien. La mayoría necesitan tener uno o varios personajes idolatrados para así poder copiarles, imitarles o seguirles. De ahí que gracias a las redes sociales se hayan puesto tan de moda los influencers, sobretodo entre los más jóvenes, ya que es cuando estás formando tu personaje en la vida...y teniendo a quien imitar, todo resulta más fácil.

Y aquí aparece mi gran dilema. Dentro de la terapia regresiva está el terapeuta. Pero me resulta asombroso cómo se convierte en un ídolo, un influencer o incluso un gurú...cuando en realidad el terapeuta no tiene ningún papel principal dentro de esta terapia, sino que la actriz principal es el Alma del paciente. Porque lo maravilloso es el desarrollo espontáneo del proceso sanador.

El terapeuta, desde mi punto de vista, está en un segundo plano. Es el acompañante que elige el Alma del paciente, porque no es el paciente, sino su Alma quien le guía hasta él. Y a día de hoy esto lo tengo muy claro.

En el período que dura la enseñanza, me formaron para acompañar al Alma del paciente, y me dieron unos pasos a seguir...hasta ahí, lo tengo claro. Pero después existe un porcentaje del acompañamiento que no depende de la enseñanza, sino de la creatividad y la intuición.

El terapeuta deja de ser el personaje, es decir, yo dejo de ser Cristina mientras acompaño a mis pacientes, para permitir que sea mi Alma la que se comunique a través de mí y acompañe al paciente. A ver si logro explicarme...

Somos cuerpo y Alma...hasta ahí si estás en este blog...supongo que ya sabrás que, hasta el día de hoy, esta es mi creencia.

Y partiendo de esta base, una vez que te eligen para acompañar la sesión, tanto el paciente como el terapeuta entran en un estado expandido de conciencia. Y por eso el terapeuta pasa a un segundo plano, porque es el Alma de éste el que trabaja, es su Alma el que le hace llegar las frases adecuadas para seguir con la sesión. Deja a un lado su parte racional, para permitir que sea su Alma la que se comunique. Por ello, nunca será Cristina, ni ninguno de ustedes un gran terapeuta, sino que son sus Almas las que ya tienen toda esta información, son ellas las que pueden acompañar a otras Almas desde la paciencia, la compasión, la comprensión y el amor.

Y este es el dato por el que por mucho que deseen y sueñen con ser terapeutas, y hagan la enseñanza...no todos llegarán a ejercer como tal. No todos tenemos la capacidad de dejar al personaje a un lado, osea a Cristina, y permitir que sea el Alma el que trabaje. Sin juzgar. Sin anticiparse a nada. Sin interpretar. Sin dar consejos basados en nuestras propias creencias. Dejando el ego a un lado, ya que el día que nos creamos que somos buenos terapeutas, dejaremos de serlo. Sin implicarse en la experiencia del paciente. Sin límites mentales. Teniendo la capacidad de cerrar ese estado, después de cada sesión y volver a la realidad del momento.

No sé cómo explicarles muy bien...pero lo mismo me sucede cuando me pongo a escribir aquí...sale mi Alma a hablar, hablo desde lo más profundo de mi ser, sintiendo cada palabra que escribo. Pero una vez cierro el post y salgo a mi realidad con mi personaje, Cristina, no soy capaz de ser así todo el rato. A pesar de que siento todo lo que digo, lo creo y lo defiendo...cuando sale mi parte racional...mis actos contradicen mis palabras. Pero es la gran lucha entre los dos hemisferios, y en realidad es lo bonito de estar encarnada. Hacer consciente lo inconsciente. Aprender. Evolucionar.

Y lo mismo sucede cuando he tenido el honor de acompañar a dieciséis Almas en regresión. Diez han sido durante la enseñanza, prácticas obligatorias para obtener el título. Pero ha habido seis, a lo largo de este año, que han aparecido por causalidad...ya que a pesar de negarme a ejercer como tal desde un principio, puesto que no es mi deseo dedicarme a ello, aprendí a dejar que todo fluya y si alguien me elige para acompañarle, yo no tengo el derecho de negarme a ello, sino más bien el deber de acompañar a su Alma, ya que soy un simple instrumento del universo puesto a su disposición.

Soy una mujer nerviosa, impaciente, como me llamaba mi abuela, culillo de mal asiento...pero gracias a mi pequeña experiencia como terapeuta estoy aprendiendo que una vez que me siento a la cabecera de un paciente y empieza la sesión, salen cualidades mías que desconozco en el día a día. Aparece la capacidad de escuchar, surge la compasión, me asombro con mi capacidad de comprender y amar...y sé que esas cualidades están dentro de mí, pero son parte de mi Alma y mi parte racional las anula en muchas ocasiones en el día a día...Y por ello me encanta tener la oportunidad de acompañar en esta terapia, porque me da la ocasión de entrar en ese estado y seguir aprendiendo acerca de mi interior y de las Almas de los pacientes, ya que ellas ahora, son mis grandes maestras.

Pero Cristina en el día a día no es la misma que en la cabecera de un paciente o aquí sentada escribiendo...por eso disfrutar de estar en este estado me gusta y ese es el motivo de seguir con mi blog.

El Universo me irá poniendo en mi camino aquello para lo que esté preparada, y de momento aunque piense que no pasa nada, porque no lo veo, siento que estoy creciendo en silencio...

Puede que más de uno de ustedes necesiten idolatrar, copiar, seguir...pero está bien, ya que cada uno vive su proceso y en realidad al final, todo estará bien.

sábado, 9 de septiembre de 2017

Quien realmente soy...

Estoy en un momento de mi vida en el que me he dado cuenta de que no puedo seguir así...tengo unas cualidades innatas, que no sé controlar.

No sé vivir sin juzgar y sin quejarme, y además tengo un "pronto" muy malo, es decir, soy como el doctor Jekyll y el señor Hyde...y no es broma...va en serio, soy así.

Hasta hace unos años, no era ni consciente de ello...así que supongo que ya he dado un paso. He hecho consciente, lo inconsciente.

Pero ahora me toca hacerle frente...no puedo seguir así.

No tengo el derecho de juzgar a nadie. Pero habiéndome criado en un barrio, donde nos diferenciábamos entre "los pelaos", "los guarros", "los frikis", y lo peor era no pertenecer a ningún grupo...porque ni existías entonces...pues es complicado no juzgar.

A la que conozco a alguien, simplemente viéndolo, le pongo una "etiqueta". Me paso el día poniendo etiquetas...tengo etiquetado a cada ser humano que se ha cruzado en mi camino...y no puedo seguir así. No tengo ningún derecho a hacerlo.

Estoy, simplemente, aprendiendo a darme cuenta de que todos somos iguales. Que lo único que nos diferencia, es nuestro recorrido...pero en el fondo de nuestro ser, todos somos lo mismo, almas encarnadas. Y siendo almas como somos, debo respetarlas por igual. No tengo derecho alguno a juzgarlas, ni a etiquetarlas...pero me resulta tan difícil no hacerlo...Es tan sencillo juzgar al prójimo por sus actos, por lo menos para mí. Me he dedicado toda mi vida a hacerlo.

Pero si miro atrás...todo aquello que he criticado, me lo he "comido" luego. Así que creo que debería darme "algún puntito en la boca" de vez en cuando...

Por ejemplo. He criticado siempre a aquellas chicas que se liaban con el novio de alguna amiga. Era como una regla sagrada en mi vida. Y lo juzgaba como algo súper negativo...hasta que el Universo me puso una lección en mi camino...me enamoré del novio de una amiga, y él se enamoró de mí. Y encima nos liamos mientras eran novios. Así que mi amiga se convirtió en "mi amiga la cornuda". Perdóname Andrea, lo siento. Luego él la dejó y empezamos nuestra relación. Acabó casi diez años después, ya que él se convirtió en mi ex, el de la Play Station.
Y lo bueno, es que él siempre criticó lo mismo. Decía que hay mil mujeres en el mundo, como para tener que liarte con la ex de algún colega...y esa era yo. La ex de su mejor amigo, unos años antes. Pero fue a hablar con él. Le pidió permiso a su gran colega por así decirlo. Para salir con la ex de un amigo pidió permiso, pero romperle el corazón a su novia de cuatro o cinco años...no le importó. Qué cosas tiene la vida ¿eh?

Otro ejemplo. He criticado siempre a las amas de casa. He crecido en un momento de la sociedad donde me han formado para ser una mujer trabajadora y tener independencia económica. También influye, supongo, el haber crecido en un grupo de amigos, donde el machismo corría por las venas. Y hasta que el Universo hizo que fuese yo la ama de casa...lo critiqué. Para mí eran vividoras, mujeres mantenidas que han encontrado al típico "tonto" que las mantiene. Siento decirlo con esa claridad...pero no estoy aquí para enmascararme, sino para abrirme en canal, y ver mi oscuridad...para así enfrentarme a ella y aprender. Porque al fin y al cabo, para eso estoy aquí, para aprender.

No hay errores, sino lecciones. Y yo les aseguro que lecciones he tenido bastantes en la vida...el Universo me acompaña, y cada vez que juzgo algo con determinación y creo una norma de vida...viene él y consigue que la salte. Solo le falta gritarme:
-Cristina...que no hay normas...aprende de una vez. Deja ya de juzgar!

Y es verdad...no tengo ningún derecho. Hasta ahora no he sido consciente de lo equivocada que estaba, y del daño que he podido ocasionar con ello. Desde aquí pido disculpas a todas las personas que he juzgado y a todas las que he etiquetado a lo largo de mi vida, ya que ahora sí soy consciente y pido perdón. Y les aseguro que voy a seguir luchando día a día para dejar de hacerlo, deseo conseguir aceptar la experiencia de cada ser, y respetarla.

Otra de mis cualidades innatas es la queja. Tengo una capacidad impresionante para quejarme por todo lo que desde mi juicio, no me guste, o no me vaya bien en ese momento...porque ahora soy consciente de que todas mis quejas vienen ocasionadas por mi actitud.

Puedo quejarme porque hoy me toca trabajar. Porque llueva. Porque haga calor. Porque haga frío. Porque haya caravana. Porque no me apetezca cocinar. Porque tenga que repasar los baños. Porque tenga que sacar a los perros. Porque tenga que ir a comprar. Porque suene el teléfono. Porque...lo que sea...me puedo quejar de todo hoy...y mañana con la misma situación, puede que no me queje. Y saben ¿cuál habrá sido la diferencia? Mi estado de ánimo, mi actitud ante lo que suceda...es así de triste...me quejo por puro egoísmo personal de cómo me encuentro hoy o cómo me sienta ahora mismo.

Así que, pido perdón de nuevo, porque no puede ser...no puedo ser así. No puedo vivir en una queja continúa, porque no sirve de nada. Solo sirve para verbalizar incoherencias, para desahogarme en voz alta...pero eso no soluciona nada. Así que voy a seguir, bueno, voy a empezar...ya que en este ámbito no he empezado todavía. Voy a empezar a dejar de quejarme. Voy a comenzar a afrontar con otra actitud aquello que "no me venga en gana". No puedo continuar siendo una niña quejica, porque la época de ser niña pasó, y hacerse mayor conlleva una experiencia detrás...y debo repasarla.

Y mi última gran cualidad es mi "pronto"...soy capaz de convertirme en 0,1 segundos en el señor Hyde. Hace años me duraba más este "pronto", ahora me dura menos...pero no tengo capacidad de auto control todavía. Cuando algo me enfada...me brota desde lo más profundo de mi ser una "mala hostia" que sale en forma de grito o mala contestación. Me cambia la expresión de la cara. Me enfado. Y arraso verbalmente con quien se ponga en mi camino. A día de hoy, al cabo de unos minutos, me doy cuenta, y me arrepiento. Y pienso:
- ¿ Y de qué me sirve?

Pues de nada, absolutamente de nada. Es una pérdida de control, un dejarme llevar por ese momento de enfado...así que voy a seguir luchando contra ello.

Con los años he logrado que sean menos frecuentes y menos intensos...pero aún no los he erradicado. Y lo tengo que lograr. Porque acabo contestando de malas maneras a las personas que más quiero, porque es con las que me sale ese "pronto"...solo sale en la zona de confort, con mis seres más allegados...y no puede ser. Son los que más quiero, y a los que hiero. Muy incongruente por mi parte.

Así que aquí estoy...sacando mis grandes cualidades, para ver si poniéndolas encima de la mesa, soy capaz de avergonzarme y ser consciente de que tengo que aprender mucho todavía. Así que pasito a pasito, pero sin pausa...