miércoles, 28 de febrero de 2018

Mi recaída en las redes...


La adicción es un término que conozco, y aunque tarde un tiempo en darme cuenta…al final soy consciente de mis vicios…es lo que tiene haber sido adicta, coges experiencia.

Las redes son como el tabaco para mí. No suben, es decir no colocan, pero te vicias muy fácil y rápidamente, y cuando sales de la adicción, solo con volver a saborearla, vuelves a caer…y ya estás otra vez liada…así que vuelvo a intentar dejarlas de nuevo, pero desde la experiencia, sabiendo lo que quiero y lo que no.

Volví a abrirme Facebook, pero como página, llamada Regresiones desde mi Alma. La hice ligada al Facebook privado de mi padre, porque para abrir una página, en esta red social, te exigen tener una cuenta personal, y yo no la tengo ni la quiero. Así que le pedí permiso a mi padre, y la abrí.

Pero aquí no he recaído porque no tengo acceso a ver nada, solo la uso para subir todas las entradas del blog; los audios del Ivoox; los videos de mi canal de Youtube llamado Cristi Lofish, donde reflexiono y me sirve para practicar a hablar y expresarme, porque escribir es más sencillo, por lo menos para mí; también comparto las fotos que subo a Instagram que me hacen reflexionar; links de películas, documentales, las Contras de la Vanguardias que llaman mi atención…

En resumen, todo lo que me interesa lo comparto en esta página.

Además me sirve para recibir mensajes privados de personas haciéndome pasar momentos muy satisfactorios contestando y conociendo experiencias de vidas de forma personal e íntima…y encima me quedo asombrada viendo cómo las personas evolucionan con tan solo abrirse a explicar sus vivencias y su interior con la tranquilidad de que no van a ser juzgadas por mi parte y que todo es confidencial, porque para mí hablar de Alma a Alma es algo sagrado, mágico y estoy llegando a comprobar que es incluso sanador.

Pero luego llegó Instagram, con la cuenta llamada Cristi Lofish, y esta red social es la que me ha permitido volver a saborear ese gustillo que me ofrecen las redes para distraerme, ese aroma familiar de conocer a los protagonistas de las vidas que publican, esa sensación de placer que me aporta empezar a mostrar mi día a día para que interactúen conmigo…y cada vez entraba más, cada día estaba más liada con la aplicación y ya no era solo para que mi blog fluyese por el mundo, sino que de forma muy sutil volvía a engancharme a una red social, y a mí no me gusta lo que me aporta en realidad.

Me recuerda a todos los cigarros que me fumaba sin ganas, era por vicio, rutina, costumbre, hábito…llámalo como quieras…pero habían muy pocos cigarros que me hacían disfrutar, como podía ser el de después de la comida o el café…y siempre he dicho que si fuese capaz de solo fumarme esos, no hubiese dejado nunca de fumar, pero no soy capaz…soy radical, o fumo o no, pero a medias yo no sé.

No me gustan los ladrones de tiempo, como ya he dicho en más de una ocasión, y cotillear la vida diaria de amigos y familiares me aburre. No sigo a famosos, ni aunque sean cantantes, o escritores, o músicos…porque solo muestran sus vidas cotidianas y eso no me enseña nada. A influencers no sigo porque estoy en contra del consumismo y ellos son carne de cañón para las marcas, el marketing y el consumo en general.

Y voy y me paso horas de mi día en cosas que al final me aburren. Como ver fotos de desayunos, fotos de postureo en gimnasios, selfies en ascensores, videos de zapatos andando cual calendario indicando el día de la semana en el que nos encontramos, fotos o videos con orejas de perro, fotos de looks diarios, selfies en los coches, fotos de la comida del día, fotos de la oficina…y solo faltaba el temporal de estos días para ver miles y miles de videos o fotos viendo como caen los copos, cuando mirando por la ventana ya lo veo, gracias…y ahora llegará el verano y empezarán las fotos de los pies en la playa…y no…gracias…pero hasta aquí he llegado esta vez.

Así que he puesto remedio.

He dejado de seguir a todos mis amigos y familiares, es decir, a todos aquellos que su Instagram está basado en sus vidas cotidianas, porque vida cotidiana ya tengo la mía, y dura 24 horas, y viendo la vuestra me pierdo la mía…es que es ridículo en el fondo…

Me gustan las redes porque me ofrecen muchísima información que de otra manera no podría obtener, y me permiten aprender…hay mil artistas, escritores, músicos, personas que hacen manualidades, pasteleros, dibujantes, bookstagramers…de todo…millones de personas anónimas que me enseñan algo, me aportan, me permiten aprender, me descubren cosas que desconozco. Eso es lo que me motiva: aprender, descubrir…por eso muchas veces digo que tengo ambición de conocimiento, y no de dinero.

Puede que me esté volviendo antisocial y yo no sea consciente todavía. Pero sí que sé que estoy en un vagón de mi trayecto de vida donde disfruto aprendiendo y en el que todo lo que se convierte en ladrones de tiempo y no me aporta nada más que distracción, a día de hoy, prefiero saltarlo…como los anuncios de la tele.

Así que amigos y familiares os adoro, y sé que lo sabéis, pero volveremos a nuestra relación real, ya que he dejado de seguiros en Instagram y no es nada personal…

Voy a volver a dejar que sea el Universo el que nos reúna; el que haga que me vengáis a la mente y os envíe un mensaje para saber cómo os va; el que genere encuentros para disfrutar de las conversaciones de café, de tarde en tarde, y ponernos al día nos haga disfrutar de ese momento…

En definitiva, me gustan las redes sociales porque me permiten abrir mi ventana al mundo con el blog, el Ivoox y el canal de Youtube, y además me permiten aprender en muchos ámbitos, pero para cotillear ya tengo suficiente con el Sálvame.

Como leí en una foto de Instagram...estoy aprendiendo a amar el sonido de mis pies alejándose de cosas que no son para mí.

lunes, 19 de febrero de 2018

El arte de no hacer nada


Me resulta curioso cómo estamos tan poco acostumbrados a no hacer nada. A cómo el día que no hacemos nada nos podemos llegar incluso a sentir culpables o no merecedores de algo…

Me voy a centrar en una etapa, la jubilación. Ya que a pesar de no haber llegado a ella por edad, yo a día de hoy, podría decir que vivo una vida de jubilada. Me siento identificada con esa etapa y además es algo que observo, ya que mi padre está en plena jubilación, y además me apetece reflexionar sobre ello, para ver si así reflexionamos todos un poco, que falta nos hace pensar por nosotros mismos…

Cuando hablo de no hacer nada, no me refiero al período de vacaciones…seguro que alguien sale y dice:
- Pues yo sin hacer nada estoy de maravilla…

Sí, seguro que es así, pero porque es un tiempo limitado y en el fondo está la idea de que tiene fin ese período…pero me refiero a no hacer nada ilimitadamente, sin ver el final, sin ningún proyecto, sin sentirse útil, sin motivaciones externas…es decir, tener al ego sumergido en el miedo de no controlar la situación.

Y en ese momento la mente puede ser nuestro peor enemigo.

Nos han educado para ser obreros de un sistema. Da igual si eres empresario o asalariado, eres un obrero del sistema. Nadie nos ha enseñado que la vida no es trabajar, eso es ocupar tu tiempo, por dinero o por lo que te apetezca, pero ocupar tu tiempo, estar entretenido, estar motivado por algo…en definitiva estar distraído con el exterior.

Pero llega el momento de retirarte del juego…y no es tan fácil en muchos casos. Y no me refiero a los que se vuelcan en ayudar en las vidas de sus hijos o nietos, o los jubilados empresarios que siguen al pie del cañón de la empresa, porque han convertido su vida en eso…no, a esos no me refiero, ya que esos siguen en el juego, siguen sintiéndose útiles y eso sigue alimentando a su ego. 

Me refiero a los que se retiran y su día a día no tiene ningún aliciente externo, no existen obligaciones, se acabaron las normas, los horarios, las responsabilidades…me refiero a esos casos donde el ego no puede brillar, y nos va apagando poco a poco…y me incluyo, porque al principio adaptarme a mi vida de ser ama de casa me costó, aunque parezca una locura…así que soy consciente que en este grupo hay muchos ejemplos, y ya se verán identificados…

A muchos nos cuesta adaptarnos a la vida donde el ego pasa a un segundo plano.

Al principio el hecho de vivir lo que surja nos parece poco, no sabemos apreciarlo. Nos hemos de permitir fluir en el día a día. Pero cuando recuerdas tu esencia, y eres consciente de que somos seres espirituales encarnados en cuerpos físicos, llega un momento en el que sientes que no hay necesidad de tener un proyecto o una motivación como muchos dicen…eso lo necesita nuestro ego para poder seguir brillando. Pero nosotros brillamos desde nuestra esencia, desde nuestra Alma, y ahí el ego no tiene cabida.

La vida es despertarnos por la mañana agradecidos por tener un día más. Prepararnos el desayuno conscientemente…no como lo hacemos siempre, haciendo las cosas en piloto automático y sin dejar de pensar en no sé qué, sino centrados en nuestra elaboración del desayuno…y después de desayunar hacer lo que surja ese día. Un día saldremos a dar un paseo, nos encontraremos con fulanito, charlaremos un poco; otro día nos liaremos en casa a hacer lo que sea; otro día nos dará por leer, o pintar, o dibujar, o escuchar música o ver la tele…lo que sea…porque una vez que recuerdas que la vida no es trabajar, sino que es fluir en el día a día con lo que ocurra…tendrás unos días mejores y otros peores, pero eso pasa incluso cuando eres obrero del sistema…pero ya no permitirás que tu ego te atormente con pensamientos del tipo: tengo mucho que hacer y no hago nada, solo voy a caminar a la montaña, no hago nada en todo el día, tendría que hacer no sé qué, debería aprovechar más el tiempo, todos los días son iguales…bla bla bla…todos esos pensamientos diariamente lo único que hacen es machacarnos…y no son reales, son creados por un ego al que hemos alimentado durante toda la vida, y ahora no sabe vivir sin controlar…el hecho de vivir cada día aquello que surja, ya es muchísimo.

Cada día hacemos aquello que deberíamos haber hecho, porque si no hemos hecho otra cosa, es porque no debíamos hacerlo, sin más…en cada momento lo que hacemos es lo que debemos hacer, por eso lo hacemos…es muy simple de comprender…pero como dicen: “Es muy simple ser feliz, lo difícil es ser simple”.

Toda la vida vivimos organizados. De tal hora a tal hora a trabajar; los lunes horribles porque son lunes; los viernes estupendos porque son viernes; los fines de semana geniales, pero ya el domingo mal porque mañana ya es lunes…y así hasta que llegan las vacaciones y yuhuuuuu…apagamos el despertador y como Dios, a descansar…pero ya cuando llevamos casi un mes muchos ya desean volver a la rutina, porque los niños, la pareja o no hacer nada…ya cansa…y volvemos a empezar el ciclo…hasta el siguiente año…y así año tras año deseando que llegue la jubilación, para que luego muchos no se sepan adaptar.

No hacer nada es un arte. Es tan simple, que no sabemos hacerlo. A nosotros lo que nos gusta es complicárnoslo todo…somos maravillosos y estupendos como especie. Únicos.

Así que llego a la conclusión de que como sociedad la educación está obsoleta y la evidencia es la cantidad de personas con depresiones, angustias, problemas emocionales…y puede que todo sea debido a que el sistema crea obreros para su propio beneficio, olvidándonos de que el patrimonio más preciado y sagrado de cada uno de nosotros es nuestro interior, y es el único patrimonio que si se derrumba…todo deja de tener sentido.

domingo, 11 de febrero de 2018

El mundo necesita amor...

El mundo necesita amor y eso es evidente.

Hay muchísimas personas vibrando en esa energía…pero también las hay vibrando en la carencia de amor en ciertos ámbitos, y eso tendría que cambiar…porque sí se puede cambiar, no es verdad que somos así y punto. Yo soy mi propia evidencia de ello.

Existen personas con carencia de amor hacia el entorno.

Nos gusta hacer deporte, pero no porque esté de moda, ni porque nos obsesione nuestro cuerpo, ni porque sea nuestra forma de ser felices…simplemente porque nos gusta disfrutar de esa sensación de andar, rodeados de naturaleza, y vivir aquí es un regalazo de la vida para ello. Solo salir de casa ya tenemos caminos y paisajes por doquier. Pero no todo es tan idílico…aquí abunda la basura, la suciedad, la huella del ser humano carente de amor por su hábitat. Es una lástima ver latas de cerveza, botellas de plástico, bolsas de plástico, envases de plástico de embutidos, paquetes de tabaco, pañuelos de papel…y todo aquello que os podáis imaginar…

No puedo llegar a entender cómo una persona puede tirar una lata de cerveza por la ventana de un tractor, un paquete de tabaco vacío andando…ni siquiera un papel…es un acto vacío de amor por el entorno. Es un reflejo de su vacío interior, su falta de conciencia…porque no creo que en su casa el suelo esté lleno de latas y paquetes de tabaco, supongo que los tirarán a la basura…pues las calles, los montes, las playas y todo lo de fuera de vuestras casas…es la casa de todos, también hay que tratarla bien, con amor y respeto. La madre naturaleza es nuestro hábitat y muchos no son capaces de amarlo.

Es lamentable ver el río del pueblo lleno de plásticos. Plásticos que antes envolvían las bolas de hierba para el ganado…Tienen un entorno de cuento y no le dan ningún valor.

Existe otra carencia de amor, carencia de amor hacia el prójimo. Que viene en consecuencia por la falta de amor hacia uno mismo, pero no son conscientes todavía de ello.

Un ejemplo. En nuestros paseos andamos por un carril de peatones que hizo el ayuntamiento en su día. Está justo al lado de una comarcal, donde la velocidad está limitada, pero no la respetan. Pasan por allí a unas velocidades de infarto. En más de una ocasión me he asustado por el ruido del coche al pasar por mi lado, y la fuerza del aire que conlleva esa velocidad en un vehículo. No conocen el significado del respeto por los peatones. Pues luego vendrán las quejas si algún día instalan radares o los badenes…pero es que el ser humano parece que solo respeta si le tocan el bolsillo, porque al dinero es lo único que amamos. Que tristes somos.

Y estos son ejemplos de a pie. Pero si me pongo a observar el mundo en general veo guerras, esclavitud, hambre, violaciones, suicidios, drogadicción, maltratos, abusos, haters en las redes, mobbing, bullying…y podría seguir…

Todos estos ejemplos tienen un factor común: carencia de amor.

Algo estamos haciendo mal. En pleno s.XXI y seguir así…después de tantos años en la Tierra y el ser humano no se enfoca en el amor…algo hacemos mal.

Todas las personas que experimentan una ECM (experiencia cercana a la muerte), o están en el lecho de muerte, o experimentan estados expandidos de conciencia…todas empezamos a vivir de una forma diferente, vivimos sin miedo a la muerte y desde nuestra capacidad de perdonar y amar. Y es algo maravilloso vivir con conciencia.

No puede ser que como dijo Gandhi “ La Tierra proporciona lo suficiente para satisfacer las necesidades del hombre, pero no la codicia de cada hombre”.

No puede ser que nos desconectemos de nuestra esencia, que no es más que el amor, y nos olvidemos de vibrar en ese estado que incluye el respeto, la compasión, el diálogo, el apoyo, la comprensión, la paciencia…

En la vida todo es cuestión de práctica. Si practicas el mal humor, la queja, la falta de respeto, el elevar el tono de voz…cada vez más fácilmente te saldrán de forma automática esas actitudes.

Pero si practicas ser respetuoso, amable, educado, bondadoso…cada vez te saldrá más fácilmente e incluso de forma automática.

Pero también estoy convencida de que el exterior es el reflejo del interior y me compadezco de todos aquellos que viven carentes de amor principalmente hacia ellos mismos y consecuentemente hacia el prójimo.

Yo, a día de hoy, vivo más a gusto saludando con una sonrisa; siendo amable en los comercios; recogiendo mis bandejas en los restaurantes de comida rápida; cerrando las tapas de los contenedores que abro; conduciendo a la velocidad establecida y si en una comarcal me cruzo con un peatón reduzco para no asustarle ni alterar su paseo; no guardando rencor; perdonando al prójimo; no usando a las personas, sino compartiendo momentos;respetando la naturaleza sin ensuciarla, e incluso llevo una bolsa de plástico para retirar todas las latas que me encuentro por mis caminos diarios…me siento en la obligación de echarle una mano a la madre naturaleza. En resumen vivo siguiendo los buenos valores que llevan existiendo toda la eternidad.

Si cada uno de nosotros sacásemos nuestra mejor versión y practicásemos los buenos valores, el mundo sería muy diferente…Amar más al dinero que a las personas y a nuestro entorno es lamentable, por lo menos para mí.


Así que como decía un gran amigo que desencarnó ya hace unos años pero que le recuerdo con mucho cariño: SED BUENOS.

viernes, 2 de febrero de 2018

El sistema versus la nueva generación

Que los tiempos cambian creo que es algo que no es necesario debatir. Se puede observar claramente, así que, en este punto los que son de la liga de "ver para creer" y los que somos de la de "creer para ver" estamos de acuerdo.

Estoy cansada de escuchar que ahora la generación que viene no va a levantar el país, que está la generación Nini (que ni estudian ni trabajan), que ahora el deseo es ser Youtuber, Instagramer, blogueros o blogueras, escritores, coachs...es decir quieren trabajar en algo que creen que no es tan sacrificado como  los trabajos de siempre, ya que la generación que existe a nivel laboral y los que vienen detrás no son como las anteriores, a los que llamo la generación del sacrificio, esa generación se está extinguiendo.

Mis padres y la mayoría en su época no tenían otra opción. En casa no había dinero para mantenerles e incluso eran ellos los que tenían que enviar dinero a casa. Como en el caso de mi madre. Así que no tenían oportunidad de pensar en si les gustaba o no...Solo deseaban trabajar para poder formar un hogar en mejores condiciones que las suyas. Han vivido para trabajar. Consumiendo sin créditos excesivos, y con los pies en la tierra, sabiendo lo que cuesta ganarse el dinero, pero sobretodo teniendo presente sus anteriores condiciones y con miedo como filosofía de vida, miedo a volver a "no tener".

Ahora estamos nosotros, los que hemos vivido sin carencias y a los que un plato de comida en casa, no nos faltará si las cosas se ponen muy malas. No vivimos desde el miedo, sino desde la seguridad. Y eso crea un tipo de sociedad diferente. Ni mejor ni peor, sino simplemente diferente.

Existe una parte de la población que ya no desean trabajar ocho horas o más en una oficina, una fábrica, una tienda, un supermercado...otros no quieren estudiar porque los contratos laborales dejan mucho que desear y no tienen motivaciones para ello...hemos pasado de una generación que fue ascendiendo en la escala económica trabajando, a otra que por mucho que trabaje baja en comparación a cómo vivía con sus padres...eso sí...son los reyes del consumismo. Si quieres algo, pide crédito y paga durante treinta o cuarenta años. Se ha convertido en un pensamiento totalmente normalizado, seguramente en la generación anterior hubiese sido una locura.

Se educa para crear trabajadores de un sistema económico muy bien diseñado, y no para sacar lo mejor de cada persona, desarrollar sus dones y talentos...y este tipo de educación está obsoleta.

Se está poco a poco perdiendo esa población sacrificada que solo vivía para trabajar, y estaba apareciendo aquella que quería trabajar para poder vivir. Pero eso ya lo vieron los que manejan el sistema, y con el consumo han conseguido crear a una generación que ya no trabaja para vivir, sino para consumir. Ahora les hacen hipotecarse toda la vida para que no puedan salir del sistema económico que hay diseñado. Siguen enredados en la misma linea que antiguamente, y eso es lo que sale de las escuelas. Trabajadores para un sistema.

Durante toda nuestra enseñanza nadie nos habla de las emociones, de cómo gestionarlas, de cómo callar a los pensamientos, de cómo aprender a vivir en el ahora, ya que es el único momento que existe...solo nos forman para servir a un sistema económico mundial.

Y el resultado es el que tenemos: un alto porcentaje de la población que se pasan la vida intentado ser felices de fuera hacia dentro, que no se conocen, que no se escuchan, que no se valoran y sobretodo que no se aceptan desde el amor.

El sistema económico funciona. Con sus crisis y sus ciclos. Pero funciona. ¿Pero a qué precio? Pues a cambio del vacío interior de un alto porcentaje de su población. Pero el dinero y el mundo interior no van de la mano, por mucho que me intenten hacer ver que sí.

Voy a intentar explicarme...

Ahora las profesiones deseadas son ser Youtuber, Instagramer, bloguera o bloguero, escritor o escritora, coach...se ha creado una idealización de trabajos que hacen ganar dinero disfrutando a la vez y sin demasiado esfuerzo o sacrificio. Es la misma imagen que años atrás se tenía del mundo de la aviación. Ser azafata, azafato o piloto era un ideal de un trabajo donde ganabas buen sueldo y encima viajabas...pero esa imagen se ha esfumado, ya ha pasado de moda...como todo al final. Todo son productos que interesan y se adornan...pero una vez pasa su tiempo...se les quita el lazo y pasan a la realidad. Ahora son camareras o camareros en el aire y los pilotos chóferes del cielo. Ya no les acompaña la imagen del glamour que le crearon antiguamente.

Así que tengas el trabajo que tengas lo importante es tu actitud.

Da lo mismo ser camarera o camarero que Instagramer, ser cajero o cajera que Youtuber, trabajar en una fábrica que ser escritor...¿qué más da? No son mejores los unos que los otros, y mucho menos son más felices.

Puedes ser escritor, que ahora está muy de moda, y trabajar en lo que te gusta, pero no olvides que lo harás por dinero, ese es el fin de trabajar. Tendrás tiempos de entrega. Te saldrán oportunidades que no querrás dejar escapar. La editorial te marcará días y horas para realizar firmas porque es una herramienta muy buena de marketing. Llegará otro libro. Luego el siguiente. Y volverás a estar enredado en la misma rueda. Vives sin tiempo. Vives para trabajar porque necesitas dinero, y cuanto más ganas, más consumes, más alto es tu nivel económico, y más entras en la rueda de tener, consumir, alcanzar...y si no hay ningún tiempo dedicado al mundo interior, cada vez te desconectas más de ti mismo y el vacío interior crece y crece y crece...

Suele suceder que cuando a una persona la vida le hace ver la muerte de cerca, es decir, le hace consciente de que se le acaba el tiempo, despierta de todo lo que le han enseñado y sale su verdadera necesidad, el amor. Sus prioridades pasan a ser abrazar a los suyos, disfrutar del ahora porque saben que es lo único real, saborear cada instante como único, irreemplazable y especial...y sobretodo a vivir cada día como si fuese el último. La forma de vivir y las prioridades cambian.

Pero cada vez somos más los que no necesitamos de esas experiencias para vivir de esa forma. Y eso, para mí, es un regalo de la vida.

Estamos en un sistema de educación donde nos hacen competir desde el principio. Las notas ya son una competición entre alumnos. Nos hacen creer que alcanzar lo más alto es lo que hay que celebrar. Celebras un excelente, un insuficiente es pésimo. Y encima pasamos años estudiando materias que luego en el día a día todavía no sé para qué me han servido...pero no nos enseñan que es necesario y vital dedicar tiempo a conocerse, a aprender a gestionar tus emociones, a recordar de dónde venimos y a dónde vamos, a darle la naturalidad que le corresponde a la muerte...

Pero todo tiene una explicación, que ya la dejé antes reflejada, el dinero y el mundo interior no van de la mano. Al sistema no le interesamos como personas, solo como productos.

Cuando dedicas tiempo a conocerte; a recordar de dónde venimos y hacia dónde vamos; cuando aprendes que la depresión va de la mano de los pensamientos enfocados en el pasado; que la ansiedad va de la mano de los pensamientos enfocados en el futuro; que enfocamos nuestra atención al "ahora" escasos minutos al día, porque no sabemos controlar nuestra mente; que el trabajo es intercambio de tiempo por dinero, vivir para consumir, hoy, es una elección, ya que para vivir en la austeridad no se necesita tanto; que la felicidad es un estado innato que no depende para nada del exterior, jamás conseguirás ser feliz con una meta, ya que luego necesitarás otra, y más tarde otra, y así siempre; que hemos nacido con unos dones y talentos todos, y descubrirlos te hace poder gozar y disfrutar cada vez que los lleves a cabo, y es gratis; que la vida es vivir aquello que nos sucede y la actitud es nuestra mejor herramienta; que el tiempo es nuestra riqueza y no el euro; una vez que llegas a este estado...todo lo que te han enseñado deja de tener sentido.

No sé dónde llevará todo este movimiento de personas que nos hemos desconectado de trabajar para consumir, sino que trabajamos para vivir en la austeridad porque el tiempo es nuestra riqueza...pero cualquier cambio, al fin y al cabo es movimiento y a mí me gusta ver cómo todo fluye.

Pero no os preocupéis que los que dirigen este sistema económico ya inventarán algo para volvernos a entretener y volvernos a convertir en productos para seguir generándoles riqueza.