Lo único que importa es el amor que das porque ese es el que sientes y nace de ti. Hemos venido a aprender a amar, todo lo demás no es importante. Nada es realmente tan importante como crees.
Cada vez lo tengo más claro. Lo veo más evidente. Casi lo tengo integrado y cuando eso suceda algo dentro hará “click”, sucederá la magia de la Vida y no habrá posibilidad de retroceso. Lo sé. Me ha pasado otras veces con otros aprendizajes que han pasado de ser simple teoría a forma parte de mi esencia. Y es ahí donde adquieren todo su potencial.
Dicen que el dinero es vital para ser feliz, pero si eso fuese así no habría ricos desdichados…así que no me resuena.
Dicen que la salud física es vital para ser feliz, pero si eso fuese cierto no habría personas completamente sanas totalmente destruidas por dentro y sin ganas de seguir…así que tampoco me resuena.
Te hacen creer que la belleza es vital para ser feliz, pero volvemos a lo mismo, si eso fuese una verdad absoluta no habría personas con una belleza física de esas que otros desean con vidas cargadas de infelicidad por dentro. No me resuena.
¿Entonces qué se necesita para ser feliz? Entiendo felicidad como esa sensación inefable de plenitud interior que hace que vivas con ilusión por la propia Vida, acompañada de una calma profunda porque sabes que al final todo está bien. Eso no quita que hayan días donde la Vida pesa, tú estado de ánimo es bajito y te apetece meterte en tu cueva y no salir. Pero sabes que son días esporádicos necesarios para el propio equilibrio de la Vida.
Pues estoy llegando a ese momento donde siento que es el AMOR lo único que da la felicidad. Pero no el que recibes porque ese mayoritariamente lo necesita tu ego, sino el que das porque desde tu nutrición estás lista para amar. Lo sientes desde un lugar tan profundo que pasas de creerlo a saberlo.
Has aprendido a amar cuando primero lo has hecho contigo misma, pero sin ponerte condiciones, abrazando a todo tu ser tal cual es, incluyendo tu cuerpo que forma parte de ti. Y eso se desprende en los actos cotidianos porque no son palabras, son hechos. El brillo de los ojos no se opera, como decía la gran Lola Flores.
Aprendes a amar cuando no nace de una carencia ni de un interés, sino que amas por el simple hecho de amar teniendo presente que nada te pertenece, que todo es impermanente y perecedero excepto el amor que das porque esa frecuencia es la única que hace que tu evolución se materialice.
El amor no es querer o desear, es amar. No es controlar es ofrecer libertad. No es dirigir es acompañar. No es que las cosas sucedan como queremos, sino aceptar que lo que sucede es para algo aunque no entendamos todavía su finalidad.
Amar incondicionalmente es nuestro mayor logro, si aún no lo ves, no pasa nada, siempre llegará ese día en el que esta experiencia acabe para ti y ahí serás consciente de que esto que acabas de leer tan solo es.
Sigamos💫