Aquí estoy en la cama todavía. Son casi las 10h de la mañana. Día dos del 2025. Nublado y con pronóstico de llover muchos días. Bienvenidos a A Coruña.
Dicen que empieza el año, pero en realidad ya no lo veo así. Nada empieza, todo continúa. Y aunque parezca un pequeño y simple detalle, os aseguro que lo cambia todo. Al final como siempre digo, la Vida es de dentro hacia fuera, y no al revés.
Ya no estamos viviendo en Betanzos. Tengo que reconocer que es precioso, tiene un casco antiguo de esos que son dignos de ir a visitar, una oferta de bares alucinante y una plaza que es maravillosa. Todo esto es lo ideal si eres urbanita y tu vida es de fuera hacia dentro, es decir, que tu cotidianidad está basada en tener una vida social, ir al parque cada tarde, ir de bares o saciarte con cualquier oferta de ocio que ofrecen las ciudades. No es nuestro caso. Para nosotros es un lugar gris, repleto de asfalto y bloques de pisos donde las zonas verdes se han convertido en pipi-cans e ir descalza no es una opción agradable. No nos adaptamos. Nosotros lo hubiéramos seguido intentando si a ella le hubiese cuidado estar ahí, pero observamos que era mucho más lo que perdía que lo que le ofrecía la ciudad. No nos gustó vivir en un ático precioso y moderno donde se oyen ruidos de vecinos que se han creído que viven en un piso burbuja insonorizado, cuando la realidad es que nadie se respeta, cada uno hace el ruido que quiere y los demás se tienen que acostumbrar, y se normaliza que un vecino cierre de golpe la puerta de su casa sin acompañarla como si fuesen las 12 del mediodía siendo las 2 de la mañana, o que lleguen los fines de semana e inviten a gente y hagan ruido como si viviesen en chalets a los 4 vientos, o que pongan lavadoras a las 12 de la noche con el ruido del centrifugado. No es para nosotros. Fin.
El Universo nos puso esta casa al lado del mar. Algo inaudito según todos los aldeanos de la zona. No es fácil encontrar casas en alquiler y menos en estas condiciones. Nos lo ordenó todo el Universo para poder venir aquí y cuando digo que nos lo ordenó todo es porque la magia de la Vida se dio y las sincronizaciones aparecieron para que dijésemos sí a mudarnos. Todo fue fácil. Muy fácil. Y cuando todo se allana tanto, nosotros ya sabemos ver que es por ahí. Así que aquí estamos desde octubre. Volvemos a vivir descalzos, pisamos la arena del mar, el agua salada y el silencio es nuestro compañero de camino, de nuevo. Excepto la vecina que camina con tacones por casa y parece un caballo, pero la vida no es perfecta del todo, nunca…aunque puede que el día que descubra su número de pie le regale unas zapatillas de estar por casa, a ver si se anima a probarlas y dejar que sus pies pisen sin que sus dedos vivan comprimidos todo el día. Pobres deditos de los pies.
No nos mudamos solo por los ruidos de la convivencia en un bloque de vecinos, sino que fuimos conscientes de que salir allí a dar un paseo era acabar en un parque enorme lleno de personas que no saben ni que has llegado porque cada uno está en su burbuja social; de que teniendo varios mega supermercados gigantes que te abastecen de todo, inconscientemente caes en comprar alimentos que no necesitas sino que deseas, y empiezas a entrar en la rueda del consumismo donde el deseo es el motor y tu cartera el que regula el nivel de exceso y sobretodo te desconectas de la naturaleza y de tocar tierra a diario, porque tus pies viven calzados constantemente. Así que hemos aprendido que no es nuestro lugar. Nosotros vivimos en armonía lejos de la civilización y punto. Pero he de reconocer que esos meses ahí fueron necesarios para nuestro propio aprendizaje. Ahora no creemos, sino que sabemos que a ella, de momento, le cuida más el silencio e ir descalza que socializar cada día, porque todavía está en proceso de formación interior y vivir sobre estimulada no la cuida en absoluto aunque parezca que es super feliz y se lo pasa super bien. Necesita momentos hacia dentro, silencio y calma y para socializar hemos encontrado el cole como la mejor opción, y aquí no hay cole con ratios pasados sino que es un cole con sus pros y contras, pero con 10 alumnos por clase y una profesora formada de forma autodidacta en la línea de Educación consciente y respetada evitando caer en el libertinaje que conlleva, en ocasiones, la educación libre. Al final vivimos en una Matrix y la libertad acaba en el momento que la élite dicta una Pandemia y te encierran en casa. Esa es la libertad. Pura ficción. Así que incluso en esto el Universo nos ha acompañado. La Vida es pura magia, solo hay que creer y entonces empezarás a verla. Pruébalo. A mí nunca me creas.
Así que aquí estamos, en un pueblo costero de Galicia, acompañando a Valentina en su proceso de escolarización donde el gallego es la lengua principal aunque solo aparezcan el catalán y el euskera en las noticias; viviendo con el sonido del mar de fondo; practicando todo lo aprendido en años de soledad y silencio y con ganas de seguir descubriendo qué nos tiene el Universo preparado para nuestra propia evolución, porque nosotros tenemos muy integrado que VIVIR es otra cosa a eso que nos han enseñado y no tiene nada que ver con todo hacia lo que la Matrix nos dirige.
Hay sombras, no todo es luz, pero eso lo sabéis de sobras porque si estáis aquí leyendo es porque me acompañáis en esta aventura de compartir mi percepción hacia la propia Vida y llegar aquí ha sido un proceso, y como cualquier proceso las sombras son las grandes oportunidades para aprender y seguir evolucionando. Para eso seguimos vivos. Beber vinos, salir de cena o irte de viaje es parte de la experiencia, pero no has venido a eso, y si crees que estás para llevarte todo lo vivido, no te has enterado de nada todavía. Cambia de píldora, no era la azul, era la roja.
Sigamos…