Vivo convencida de que todo lo que nos rodea e incluso nosotros mismos somos energía, y esa energía puede estar llena de luz o llena de oscuridad...porque no dudo que vivimos constantemente en una dualidad y los dos lados son necesarios para poder existir cada uno de ellos.
Nuestro hogar es nuestro refugio, es ese lugar donde acabamos todos los días y descansamos, donde reponemos energías para poder experimentar un nuevo día...pero también es el lugar donde pasamos penas, dolor...es el lugar donde mayoritariamente reflexionamos, tomamos decisiones en nuestra intimidad...y por ello es un lugar cargado de energías y donde se estancan a la vez todas ellas.
Hace unos años me enseñaron un pequeño ritual para limpiar mi hogar energéticamente, porque como bien sabemos (y sino lo aprendemos ahora) lo más importante siempre es la intención con la que se realicen estos pequeños rituales...es algo muy simple pero a la vez, por lo menos para mí a día de hoy, muy útil, ya que una vez finalizado se puede comprobar rápidamente el cambio de energías que ha habido en el hogar. Se puede realizar cada vez que uno lo considere conveniente, una vez a la semana, una vez al mes, dos veces al año...cada uno como lo sienta, porque las respuestas siempre están en su interior, sólo han de escucharse más, estar atentos a ese primer pensamiento que viene una vez que se hacen una pregunta en su interior.
Lo primero que hago es ordenar cada estancia del hogar, siempre empezando por la zona más lejana de la puerta de entrada, es decir, empezando por el fondo de la casa y acabando por el recibidor, es decir, la puerta de entrada.
Seguidamente limpio el polvo de cada estancia,con el mismo orden, empezando por la más alejada de la puerta de entrada y acabando por ésta; y a continuación barro cada zona por ese orden, pero barriendo con un cepillo, no pasando el aspirador. Y finalizo fregando el suelo de todo el hogar por el mismo orden, poniendo en el cubo agua y un chorro de vinagre...hasta llegar a la puerta de entrada.
Durante todo el tiempo que dedico a este pequeño ritual, intento estar conectada con mi hogar, intentando en cada habitación de la casa proyectar nuevas intenciones, pensamientos positivos, todo aquello que me venga al pensamiento y esté cargado de luz, armonía, amor...si nos viene a la mente alguna discusión que ha habido en alguna de las estancias, siempre acabar con la energía del perdón, porque aunque les parezca una locura, es una de las energías más poderosas y más beneficiosas para el que perdona y no tanto para el ser que es perdonado, es decir, la energía del perdón beneficia más a aquel que perdona que al ser perdonado, porque todo aquello que tu proyectas al otro te va a ser devuelto a ti, así que aunque sea por egoísmo propio y para nuestro propio beneficio...creo que es muy bueno perdonar, no tener rencor, dejando así que las energías fluyan y no queden estancadas en energías oscuras de malos pensamientos, y por supuesto mucho menos dentro de nuestro hogar.
Una vez finalizado todo el proceso de limpieza, enciendo una barrita de incienso y desde la zona más alejada de la puerta de entrada voy pasándola por todas las estancias en el mismo orden de siempre, hasta llegar al recibidor, donde la dejo hasta que se apague...y voy repitiendo en forma de mantra todo aquello que deseo para mi hogar, que se desvanezcan todos aquellos malos pensamientos, que se desvanezca todo aquello que no forme parte de la luz, y que se llene de luz, armonía, paz, amor...
Como he comentado al principio lo más importante es siempre la intención con la que se realice cualquier ritual, cualquier acto...por lo que crean o no en energías, yo les aconsejo que se pregunten: ¿cómo se encuentra mi hogar? Y si la respuesta que les viene es que necesita un cambio de energías y una limpieza...no duden en probarlo, porque lo peor que les puede pasar, es que no noten ningún cambio...y como bien saben...así ya estaban antes de leer este post.
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