miércoles, 10 de enero de 2018

Aceptar la voluntad

Hace unos días me dijeron que cuando se pide la voluntad por lo que hacemos, de forma subliminal, estamos diciendo que nuestro trabajo no vale nada, que nos den lo que quieran, que sean ellos los que nos valoren y pongan un precio a nuestro trabajo, que en este mundo las personas valoran tu trabajo por lo que cobras, el que mejor me cura es el medicamento más caro...

Desde el principio no me sentí identificada con ese significado, yo no percibo lo mismo.

Puede que esa lectura sobre "la voluntad" sea la adecuada para definir un trabajo material, físico, creativo...o para cualquier trabajo que esté aceptado y regulado legalmente dentro de nuestro sistema, basado en una enseñanza legal con un título oficial dentro del sistema de educación que nos rige...pero la terapia regresiva, para mí, es una terapia en la que trabajo desde un estado expandido de conciencia...de Alma a Alma...y ahí el precio, el dinero...son conceptos que no me encajan.

Y como siempre hablo desde mi experiencia y mis evidencias...

Al llegar aquí a Cantabria, nos instalamos por causalidad en un pueblecito de cuento, (las sincronicidades existen, es un tema que desarrollaré próximamente), cerca de éste, hay otro pueblo también de cuento, aquí todo parece sacado de los dibujos de Heidi...y allí vive un personaje, para mí al principio, irreal...una bruja, la bruja de Beranga, la llaman. Una curandera que con una crema, cuya composición es top secret y jamás ha vendido ni ha hecho negocio con ella, a pesar de que le han ofrecido muchísimo dinero, cura quemaduras de diferentes grados.

Una curandera que gracias al boca a boca se ha ido extendiendo su fama, y a día de hoy, llegan pacientes de diferentes puntos de España para pasar por sus curas...son milagrosas. Les deja la piel como si jamás hubiesen tenido ninguna quemadura. Y todo a cambio de la voluntad, y aquel que no puede darle ni eso porque económicamente vaya muy ajustado, le lleva vendas, gasas...y así colabora con el material que usa.

Por el contrario existen otros medios, en el mismo pueblo, donde obtener una crema parecida, ya que ellos sí que comercializan y hacen negocio, ese es su objetivo principal, el dinero. Pero estoy convencida de que la crema es un porcentaje del tratamiento, sus manos, su dedicación, sus curas...en definitiva hacerlo con el corazón, es el resto de los buenos resultados.

Si necesitas sus curas solo has de ir a su casa, picar a la puerta y, en ocasiones, hacer cola en la puerta...tiene hasta un banco para que la espera no se haga muy incómoda.

Y ahora venid y decidle a la señora que su trabajo no tiene valor puesto que no pone un precio...

En el mundo existen personas que solo con ayudar al prójimo, ver el agradecimiento y la sanación, ya se sienten recompensadas...existen seres maravillosos que viven desde el corazón y no desde el ego, el problema es que no abundan...y cuando los encuentras te sorprenden, pero haberlos, haylos.

Cuando era pequeña tenía verrugas en todos los dedos de las manos, verruguitas pequeñas, pero varias en cada dedo. Mis padres me llevaron al médico y la solución fue quemarlas. Era pequeñita, pero tengo el recuerdo de ir con mamá al médico y sufrir de una forma descomunal cada vez que me quemaban la raíz de una verruga...fuimos solo dos veces, tengo dos dedos que llevan las secuelas de esas visitas...
Mi padre fue contando la historia al trabajo y un compañero le dijo:
- Mi suegro es curandero, pero ya es muy mayor y está retirado, trabajó toda la vida pero fue curandero en su tiempo libre, solo aceptaba la voluntad, porque él vivía de su sueldo...pero hablaré con él y siendo una niña, alomejor hace una excepción...

Tengo un recuerdo leve, no recuerdo la cara del señor, pero sí su vejez...seguramente fui una de sus últimas pacientes...me cogió las manos, me las acarició durante unos minutos y me dijo.
- Cada vez que te piquen los dedos, mételos bajo el grifo de agua fría...en unos días se irán.

Así lo hice. Me pasé semanas metiendo las manos bajo el grifo cada vez que me picaban...y un día desaparecieron.

Existen personas que no sienten la necesidad de lucrarse económicamente, sino que con tener para vivir de forma sencilla y humilde, ya tienen suficiente...y a mí ese tipo de personas me llegan al Alma y siento admiración...aceptando la voluntad dejan fluir la energía de dar y recibir y el paciente se va más tranquilo, sin sentirse en deuda.

Por estos motivos, a día de hoy, yo me siento en paz aceptando la voluntad por acompañar a las Almas que me eligen y me permiten acompañarlas en regresión. En ningún momento me siento menos valorada, ya que no es el precio el que otorga el valor, sino el resultado.

Trabajando en terapia regresiva no trabajo desde mi ego, sino desde mi Alma directamente con otra Alma...así, he ido recordando desde la consciencia y me he ido liberando, no solo de emociones, pensamientos, sistemas de creencias, sino también a nivel material...al irte liberando cada vez llevas una vida más sencilla desprogramándote del tener, retener, acumular, ganar...ya que eres consciente que aquello más valioso no se puede comprar, como el aire que respiramos, el olor de una flor, un abrazo con los dos brazos bien abiertos, la mirada de un ser querido...

Así que lo siento mucho, pero estoy en desacuerdo con todos lo que me repetís que cobre, que yo he pagado por los cursos, por mis sesiones de terapia regresiva...

Desde lo más profundo de mi ser os digo que el trabajo de Alma a Alma no tiene precio, que acepto la voluntad porque no quiero poner barreras en la energía del dinero y sé que debe fluir, pero que también sé que el dinero y el poder corrompen la esencia del Ser...y a mí, a nivel personal me permiten seguir aprendiendo, continuar evidenciando y completando mi evolución eterna.

Para vivir de forma sencilla a día de hoy tengo, y además vivo con la fe y la seguridad de que el Universo me cuida, me protege y me devolverá por dos todo aquello que dé desde mi corazón.

Siento que trabajando desde el Alma, no puedo vivir desde el ego, por lo menos ese no es mi proceso.

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