En mi trayecto de vida tengo el tema de la muerte muy
trabajado. No a nivel práctico, ya que no he tenido la oportunidad de acompañar
a casi nadie en sus últimos momentos, supongo que el Universo es sabio y no
estaba preparada para ello. Pero a nivel teórico llevo mucho tiempo aprendiendo
sobre la gran maestra de la vida llamada muerte.
A día de hoy, hablo de la muerte con la naturalidad que para
mí le corresponde, ya que para lo único que estamos preparados desde el primer
segundo de vida es para morir.
Es una etapa dentro de nuestro trayecto de vida y he llegado
a mi parte del proceso donde la acepto desde el amor.
Es como si en mi cerebro se hubiese conectado alguna parte en
la que estaba esta información que he recordado gracias a la terapia regresiva.
A día de hoy, no es que lo crea, sino que sé que la muerte
no es el final. Tengo evidencias que con mi mente analítica no puedo razonar y
la única explicación posible es que hay algo más, que esto es solo un capítulo
del libro de nuestra Vida, y creerlo o no solo depende del tiempo invertido en
observar, experimentar y comprobar las propias evidencias que van surgiendo a
medida que indagas en este ámbito.
Pero a pesar de todo, hace unas horas ha bajado del vagón
del trayecto de mi vida un compañero de viaje con el que he tenido la suerte de
compartir sus últimos seis años de vida.
Aunque mi mente racional tenía presente de que llegaba su
momento, que su cuerpo físico estaba ya en la etapa de la vejez y no daba más
de sí, a pesar de tener impregnado en mi ser que somos Almas encarnadas en
cuerpos físicos, que la muerte no es el final, que nacemos para morir, que la
muerte es una etapa más dentro de la vida, que es un hasta luego, que estoy
convencida de que nuestros trayectos de vida se volverán a cruzar, de que solo
ha muerto su cuerpo físico, de que se ha ido después de muchas conversaciones
donde le hemos explicado lo que le iba a suceder a pesar de que no contestaba y
en realidad no sabemos si nos entendía o no…a pesar de todo…una pérdida es una
pérdida y el vacío que deja su ausencia física en el vagón del trayecto de
nuestras vidas es incuestionable.
Es el Alma que ha ejercido de maestro, para mí, para
mostrarme lo que es la vejez, lo que es el deterioro físico, lo que es ese bajón
que suelen decir que pega un cuerpo físico cuando se acerca el final del
trayecto y se palpa que su parada se aproxima y se tendrá que bajar para
continuar su viaje en otro vagón…y pese a que soy consciente de que su viaje
continúa y todo está bien, esa despedida, esa ausencia en mi día a día es dura,
difícil y triste, porque la pérdida física es la pérdida física y para ella no
existe consuelo.
Ahora mi viaje continúa sin él. Sin Tako. Un perro
maravilloso al que le agradezco que me haya permitido compartir trayecto
durante seis años y que solo me ha ofrecido amor incondicional desde que le
conocí porque viajaba junto a mi compañero de viaje actual; un compañero al que
he acabado dándole durante meses de comer y cenar bola a bola los dos sentados
como si fuese un ser humano, ya que el tumor que tenía en la boca le impedía
por él mismo coger el alimento del comedero, y
sin embargo todos los días tenía emoción y entusiasmo para recibirme
cada vez que salía al jardín; un bóxer con el que los paseos diarios acabaron
siendo cortos y lentos puesto que las piedrecitas le molestaban al contacto con
sus almohadillas de las patas, porque la vejez le aumentó la sensibilidad; un
maestro que me ha mostrado la etapa de la vejez desde cerca día a día, enseñándome
lo que es llegar hasta el final y morir de pie como un grande, siendo un gran
ejemplo de vida para mí.
Puede ser que Jara le haya venido a buscar y ahora estén los
dos sin esas limitaciones que un cuerpo físico viejo y enfermo les suponía…no
lo sé.
Lo que sé es que nosotros seguimos nuestro trayecto de vida
sin su compañía y aun habiendo aprendido a aceptar la muerte desde el amor, la
pérdida es la pérdida y ese vacío será el tiempo el que haga que el cerebro
desvirtúe la realidad y nos convierta nuestro viaje compartido en un recuerdo
maravilloso imposible de olvidar.
Has bajado de nuestro vagón habiendo cumplido tu misión con
un sobresaliente, ya que aunque ahora en tu plano ya no existan los juicios,
nosotros aquí nos sentimos completamente satisfechos con tu compañía…nos
veremos cuando el Universo nos permita volvernos a cruzar. Buen viaje Tako.
Llevo años aprendiendo y practicando el budismo y sé que debo aprender y practicar el desprendimiento, el aceptar la partida como parte de la vida, pero siempre me resulta difícil.
ResponderEliminarSiento mucho la pérdida, Cris
Un fuerte abrazo
Arol
Hola Arol!
EliminarLa pérdida siempre es la pérdida, estamos educados desde el apego, y además creo que es algo incluso natural...pero aprender a dejar ir y respetar la experiencia ajena es algo que nace desde lo más profundo de nuestro ser una vez que vemos esta experiencia de vida como un simple capítulo de nuestra Vida!
Si te animas a recomendarme algún libro para iniciarme en el mundo del Budismo...te lo agradecería...llevo tiempo queriendo saber sobre ello...y es la segunda vez que lo nombras...y me “pica” la curiosidad saber sobre ello!
Muchas gracias Arol!
Un abrazo con los dos brazos bien abiertos
Estoy convencida de que Jara estuvo con él justo antes de que Tako dejase este plano, y ahora estarán juntos, así como saldrán a recibirte y a darte la bienvenida cuando sea tu momento de dejar este plano.
ResponderEliminarMucho ánimo, que el dolor físico que sientes se convierta en bendición y alegría por él, por ellos.
Un abrazo, te envío mi luz.
Helena
Hola Helena!
EliminarConvencida no estoy, pero esa posibilidad la albergo en mi corazón...tengo muy consciente de que todo es un proceso y al final todo estará bien...que cada uno tenemos una experiencia de vida e igual que seguramente es duro despedirse en el otro plano para encarnar aquí, luego es duro desencadenar y despedirse aquí...pero he aprendido a transmutar ese dolor inicial por las pérdidas en bendición hacia toda experiencia de vida ajena a la mía...
Un abrazo con los dos brazos bien abiertos.