La terapia regresiva ha sido mi herramienta. No por eso es La herramienta. Puede que no sea para ti. Yo solo sé que para mí ha sido clave para mi propia evolución.
Llegó a mí, o mejor dicho, yo llegué a ella. Empecé creyendo que llegó a mí por casualidad, pero ahora tengo claro que fue mi Alma la que me impulsó hacia ella. Las casualidades no existen. Es la terapia del Alma, aunque no sé muy bien porque se llama regresiva, porque en realidad no vas hacia atrás, ya que todo es presente. El eterno presente del Alma. Para buscar el origen de una emoción, hay que hacer consciente lo inconsciente aquí y ahora.
El Universo lo tiene todo muy bien organizado. Necesitaba a un interlocutor válido. Una persona que obtuviese mi credibilidad. Y allí apareció el doctor Juan José López Martínez. Un doctor con más de 25 años de experiencia en un hospital. Un hombre de ciencias hablando del Alma. Menudo festival para mi mente analítica.
Después de hacer algún taller, me decidí a formarme en terapeuta de regresiones. Mi objetivo nunca fue dedicarme profesionalmente a ello. Debo reconocer que la vida me ha puesto fácil poderlo hacer, pero yo he sentido que todavía no era el momento. Llegará, estoy segura.
He acompañado en regresión a personas conocidas y a otras que han llegado a mí a través del blog o del Ivoox. Nunca dejaré de sorprenderme por permitirme acompañar a sus Almas, me sigue pareciendo algo tan valioso y sagrado, que hace aflorar en mí un profundo respeto.
Después de 7 años indagando en esta terapia he llegado a la conclusión de que es mi herramienta de vida.
Todo lo que he aprendido como terapeuta lo uso en mi día a día. He adquirido una forma de vida basada en el aprendizaje adquirido con los años en esta terapia.
No había sido consciente de ello hasta hace poco, y me ha resultado revelador.
La terapia regresiva ya no solo me resulta una herramienta para intentar buscar el origen de una emoción, transitarla, trabajarla y sanarla, o recordar quién eres, de dónde vienes y a dónde vas, sino que adquieres poco a poco una percepción de la propia vida que te transforma. Es la pura transformación de la crisálida.
Me siento una afortunada por haber llegado hasta aquí, por haber adquirido esta sensación de Calma interna para vivir sin miedos, por haber alcanzado esta confianza en el Universo y los Planes de Alma, por haber obtenido grandes enseñanzas acerca de la propia vida y por lograr meterme en el papel de observadora admirando la gran obra de arte que crea la propia Vida, donde todo, absolutamente todo está conectado.
Me puedo pasar horas y horas hablando del Alma y de la terapia regresiva. Me reconforta hacerlo. Me vibra el Alma. Puede que acabe aceptando hacer charlas on line o presenciales sobre mi forma de percibir la vida, quién sabe…pero lo que sí que sé es que no dejaré de acompañar en regresión, sino que esta parada en el camino para maternar me sirve para continuar evolucionando mientras uso la terapia regresiva como herramienta de vida.
Me siguen surgiendo dudas, que espero ir solventando con los años. Pero también reconozco que van siendo diferentes.
He aprendido lo imprescindible que es la energía del perdón para uno mismo. He descubierto la aceptación como fin de un proceso. He evidenciado que la muerte no es el final, que la vida no es lineal. He interiorizado que a pesar de todo la pérdida física es una pérdida y el proceso de duelo es necesario. He logrado darme cuenta de mi gran ego y la capacidad que tiene de dirigir mi automático. Me ha sorprendido evidenciar que la comprensión, la compasión, la paciencia y el amor son las 4 magníficas. Le he otorgado a las emociones su validez, sea la que sea. Y podría seguir y seguir…porque como he dicho me pasaría horas hablando de esta terapia y todo lo que conlleva.
He tenido mi propio proceso respecto al dinero en relación a esta terapia. Hubo un tiempo que en lugar de terapeutas veía empresarios. Pero fue parte del proceso. Qué curioso cómo la percepción se transforma. Ahora veo necesaria la existencia de esos precios, para mí desorbitados. Donde yo veo exceso, otros ven un precio justo o incluso barato. Las economías de cada individuo son distintas, y tiene que existir tanto el low cost como el lujo. El abanico debe estar desplegado y abarcar a todos los bolsillos, ya que para algunos lo caro es sinónimo de seguridad. Al final como siempre todo está bien tal y como sucede.
Sigo aprendiendo. Tengo mucho trabajo todavía por delante. Soy consciente de ello. Pero estoy en el camino y por supuesto voy a seguir. Espero no desencarnar todavía y poder continuar saciando mi curiosidad.