viernes, 12 de noviembre de 2021

Nuestro día a día

 Llevamos una vida muy sencilla, puede que incluso sosa para muchos, pero para nosotros es simplemente nuestra forma de vida.


No sentimos la necesidad de hacer ningún viaje. No nos llega esa llamada de hacer planes ni organizar salidas. Ni siquiera pensamos en que llegue ese día de fiesta de Fernando para preparar algún plan e irnos a pasar el día fuera.


Qué va. 


Vivimos el día a día tranquilos en nuestro presente. 


Ahora es otoño. La estación invita a pasar más horas en casa y nos lo permitimos. Valentina es la que está más conectada a su propio compás interno, porque todavía no se ha desconectado de él. Nuestro sentir es que es ella la que tiene necesidades y nosotros estamos aquí para acompañarla. Nosotros como adultos tenemos más capacidad de adaptación. 


Pero no por obligación, por ser mejores, o desde una exigencia mental, sino desde esa apreciación interna que nos produce calma, porque nos resuena y nos reconforta.


Casa, playa, parques, naturaleza y recados. Esos son los escenarios de nuestro día a día. 


Observo a personas con esa emoción por preparar viajes y planes para hacer cosas solos, con amigos o en familia, y me llega el entusiasmo. E incluso a veces se me cuela una sensación de pensar “qué guay, tenemos que hacer más nosotros”. Pero luego me conecto y siento que es mental, no real.


Cuando alguien me llama y me pregunta: - qué tal? - Mi respuesta es siempre la misma: - Bien, viviendo, pero sin demasiadas novedades. 


Es como si existiese una presión social por hacer cosas, realizar viajes, o vivir experiencias de esas que luego fotografías y subes a las redes.


Me reconforta escuchar mi propio ritmo interno y permitirme vivir esta vida simple, sencilla o incluso sosa.


Nuestras mañanas son tranquilas. Despertar cuando el reloj interno de Valentina nos levanta, que suele ser sobre las 8.30h y hacer teta casi una hora. 


Vestirnos antes o después de desayunar simplemente depende de cómo lo sintamos. No está organizado, solo surge la petición y nos lo permitimos. Es la comida a la que más tiempo le dedicamos. Es mi tiempo de redes o escribir algo, para poco a poco ir saliendo hacia fuera y afrontar el nuevo día.


A partir de ahí los días son diferentes. Existen mañanas de mucha casa, otras de mucha calle, y algunas de un poco de todo.


Mi presencia es suya. Así que hacer las camas o alguna tarea de casa es conjunta, pero si acepta el plan, sino otro día será. Los días de fiesta de Fernando es tiempo extra de tareas para mí, pero lo transito desde el gozo de pasar tiempo en soledad. Así de simple.


La hora de cocinar a medio día es sagrada. Ella lo sabe. Necesitamos comer y hacer la comida es una necesidad vital. La hacemos juntas casi siempre, y sino ella en su cocina de juguete y yo en la mía de verdad. 


Comemos y siesta. Ella seguro. Yo depende de mi necesidad. Fernando depende del horario de trabajo. Si me puede el cansancio físico duermo, sino aprovecho para saborear mi soledad. Mi tiempo para mí. Ese que ahora escasea.


Las tardes vuelven a ser como las mañanas. Mucha casa. Mucha calle. Un mix de ambas. 


Y así todos los días. Pero a pesar de que el escenario es el mismo, y podría parecer el día de la marmota. No lo es. O por lo menos no lo vivimos así. Los argumentos cada día son distintos, nuestras emociones diferentes, los encuentros fortuitos con distintas personas, el clima variable, distintos lugares aunque sean dentro del mismo pueblo…todos los factores hacen que cada día sea único. 


Viajamos a los pueblos cuando podemos. Es el lugar donde de verdad nos apetece ir, sobretodo porque pasar tiempo con nuestros padres es algo que sabemos que debemos aprovechar porque es limitado. Vivir alejados de la familia te hace aprender a saborear esos momentos. 


A pesar de que muchas veces decimos de ir aquí o allá, luego son los actos los que nos describen, y nuestro día a día es muy simple, pero es el que nos hace bien.


Pues esta es nuestra realidad. Una vida a nuestro ritmo, centrados sencillamente en el día que vivimos, sin pensar demasiado en mañana. Sin más.


No hay comentarios:

Publicar un comentario