lunes, 6 de agosto de 2018

No soy tu diario

A lo largo de mis 37 años viajando por esta experiencia de vida he conocido a muchas personas. Uno de los motivos es que soy una chica bastante extrovertida y para mí es sencillo desenvolverme socialmente.

A día de hoy estoy convencida de que cada una se ha cruzado en mi trayecto para algo, y que el azar no ha sido el actor principal de ningún cruce de caminos.

He compartido con algunas de estas personas solo una parada, con otras he pasado más tiempo, con varias somos compañeros de viaje ocasional, y con mi círculo más cercano comparto viaje cada día.

Pero el tiempo de trayecto que hemos recorrido acompañándonos no es de gran importancia al fin y al cabo...en ocasiones con ciertas personas que casi no conozco se produce una conexión especial y aparece un sentimiento que da la impresión de que llevamos acompañándonos en el viaje una eternidad.

El problema, o bueno, tampoco lo catalogaría de problema...sino de factor determinante que a mí personalmente me hace sentir que el viaje no fluye en esa compañía, sino que he de poner de mi parte para hacerlo fluir...y es cuando aparecen personas que inconscientemente, quiero creer, se sientan ocasionalmente en el asiento de al lado solo para contarme su vida, sus experiencias, su proceso, sus cambios emocionales...y no son conversaciones de unos minutos de forma ocasional, sino que cada vez que se sientan a mi lado se repite la misma situación...minutos, incluso horas de mi vida escuchando detalladamente situaciones que han vivido, porque lo único que ellas necesitan es alguien que les escuche...su único fin es pasar un rato de su viaje acompañados y desahogándose.

Puede que carezca de empatía hacia el prójimo, puede ser, aunque realmente no es mi percepción, sino que simplemente son personas que no disfrutan del viaje conmigo, sino que utilizan ese espacio de tiempo en el que no tienen nada más que hacer para vaciar todo lo que necesitan sacar de su interior...y puede que penséis que eso lo hacemos todos, y puede ser que en alguna ocasión así sea...pero cuando siempre los trayectos compartidos se resumen en lo mismo...a mí me resultan densos y pesados.

Y este tipo de personas no solo transmiten sus dramas, sino también sus alegrías, es decir, personas que te usan como si fueses su diario personal, que te detallan ciertos momentos de sus vidas con todo tipo de detalles, seres que no han trabajado su soledad y no disfrutan de la amistad, sino que para ellas la amistad se convierte en una necesidad, es decir, eres su herramienta para darle un poco de luz a su sombra, ya que aún no son conscientes de que ellos tienen la luz necesaria para alumbrarse.

Es curioso cómo si me paro a visualizar por encima mi trayecto de vida me han aparecido varias personas así...simplemente creo que tengo paciencia para acompañarles, pero en realidad salgo desgastada la mayoría de las veces, y al final acabo sintiéndome mal por no tener la valentía de decirles:

-"Mira sois muy pesados, si os sentís solos adoptar un perro y si necesitáis que os escuchen una vez cada dos o tres semanas acudid al psicólogo, pero para escuchar monólogos me voy a ver alguna función".

Me gustaría remarcar que entre este grupo de personas no se encuentran todas aquellas que a través de mi blog o de mi canal de Ivoox se sientan de forma ocasional a mi lado y compartimos viaje, ya que estas personas tienen una invitación especial por mi parte para abrir su Alma y sacar sus sombras a través de correos electrónicos, de la misma forma que yo lo hago, y además son correos donde por ambas partes compartimos experiencias, es puro aprendizaje, no habla el ego, sino que son correos desde el Alma, son estados expandidos de conciencia donde todo el exterior desaparece y los realizamos en el momento que nos apetece, en nuestra soledad, conectando con nuestro interior, me atrevo a decir que son incluso sanadores porque ordenamos ideas, pensamientos...las piezas van encajando solas...y siempre acaban con las ganas de recibir respuesta...simplemente todo fluye...

Puede que escribir sobre esto no sea muy ético, no lo sé...pero estoy convencida de que no soy la única que tiene compañeros de viaje de este tipo a los que en realidad si les pusiese un holograma mío seguirían hablando igual, ya que no esperan ni siquiera respuesta, mis respuestas son monosílabos todo el rato, puesto que su única necesidad es hablar de sus experiencias dejando constancia que la soledad, a día de hoy, todavía no la han conocido como la gran maestra que es, y por el contrario, la siguen viendo como una enemiga que les acecha.

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