miércoles, 29 de noviembre de 2023

La vida mundana me aburre

Me aburre la vida banal y terrenal. No es la primera vez que me llega esta sensación. No es por vivir aquí ni por la vida que me acompaña sino que es la vida terrenal en sí la que me parece absurda y un verdadero coñazo.

He vivido muchas versiones de mí misma. He tenido varias parejas y he vivido vidas distintas con cada uno de ellos. He vivido en la ciudad, en la montaña, en la playa y en pueblos. He trabajado en diferentes ámbitos y he logrado promocionarme, incluso he saboreado lo que es dirigir y tener un equipo del que eres responsable. He tenido una vida donde me arroyaba la vida, llena de quehaceres y también sé lo que es vivir una vida lenta y en calma. He vivido socialmente a tope, saliendo de fiesta, yendo de compras y quedando a menudo con alguien para ocupar mi tiempo de ocio, y por el contrario he transitado la soledad, el estar alejada de la humanidad donde mis perros eran mis compañeros de batalla y la montaña de Montserrat nuestro escenario ideal. He vivido lo que es ser madre desde un acompañamiento consciente y presente. No sé si me queda algo por experimentar, porque también he viajado, e incluso tuve una etapa donde cogía aviones para irme de pintxos a Bilbao o para pasar el día en Ibiza…


En fin, he vivido varias vidas dentro de un mismo personaje, yo, que a su vez ha ido transformándose.


Pero la vida solo terrenal al final me cansa, me parece un coñazo un día tras otro y tras otro y tras otro…que sí, que tiene momentos que disfrutas y te lo pasas bien y otros que sufres, pero al final no me sacia, es decir nada terrenal llega a conseguir que mi vida sea siempre una vida que me llene. Todo me acaba pareciendo un verdadero aburrimiento. Y hay que estar así hasta no sé qué edad, cómo sean los casi 100 que tiene la abuela de mi marido…pues imagínate.


Pero descubrí mi salvación para acompañar a mi vida terrenal, y es la parte espiritual, lo sutil, las sincronías que tiene la vida, ser espectadora de esas “causalidades” que se dan, ser testigo del proceso evolutivo de los seres que llegan a mí porque su alma les empuja hacia mí por la razón que sea, y no solo para que les acompañe en regresión, sino que la mayoría son conversaciones por audios de WhatsApp o por correos electrónicos o por conversaciones que se dan en algún encuentro…y al cabo de los años les miro y alucino con ese despliegue que han hecho ellos solos durante los años que dura nuestro viaje compartiendo asiento de vez en cuando, ese antes y ese después…


Me recarga estar en silencio sin pensar, disfrutar de un concierto de silencio, caminar descalza y tocar tierra, saciarme de información para solventar mis dudas, escribir, escuchar música de esa que sale del alma y es casi celestial donde el sonido acompaña al silencio y no se impone en él, en definitiva me recarga todo aquello que nada tiene que ver con el día a día banal y mundano.


Me ha ayudado a aceptarme y comprenderme una regresión que hice hace unos años y que he llegado a comprender hace poco, donde salió mi gestación y mi nacimiento. Venir no era mi deseo, y puse condiciones. La primera fue que no vine sola, sino que un ser me acompañó el tiempo que necesité hasta estar convencida de que me quedaba. Y luego tener una vida cuidada, y es verdad que en el fondo mi vida siempre ha estado acompañada desde unos niveles que no tienen explicación alguna a nivel terrenal. Incluso cuando estaba en esa época perdida y sin rumbo de autodestrucción una voz dentro de mí me habló tan alto y claro que no pude evitarla más y esa fuerza interior fue la que me sacó de las adicciones sin centros ni terapias.


Hoy hablando con un amigo de esos que sintonizas y puedes hablar de cualquier cosa porque el juicio no tiene cabida en nuestras conversaciones me ha dicho algo que me ha llegado muy profundamente: el Alma necesita sentir, solo en la búsqueda de respuestas profundas o en la auto indagación personal vibra alto y es donde se nutre de una forma que jamás llega a alcanzar con nada terrenal.


Y sí. Ahí está la clave de todo. Buscamos sentir de fuera hacia dentro y nunca nos saciamos, de ahí el éxito de esta sociedad de consumo actual, pero el alimento real viene de dentro hacia fuera, porque todo nace dentro y convertirte en observador de tu propia emoción te da respuestas, aunque a veces no gusta ser conscientes de que nadie fuera es culpable de absolutamente nada de lo que te sucede en realidad porque el poder para transformar lo que sea, te pertenece solo a ti.


Necesitamos sentir porque el Alma se aburre de esta vida banal y superficial donde la mayoría creen que se aburren de las cosas, cuando detrás está escondido el motivo auténtico y puede que sea el aburrimiento del Alma hacia la propia vida aquí en la Tierra y supliendo una carencia con algo terrenal nunca se acaba ese hambre por sentir. 


La clave para seguir es conectar de nuevo con nuestra esencia, la verdadera esencia, esa que no tiene nada que ver con “nuestro pequeño yo” sino con esa conciencia que existe en nuestro interior y nos hace vibrar a cada uno con algo, normalmente creando algo, porque detrás de la creatividad es el Alma quién busca expresarse.


La vida como me la vendieron me parece absurda: nacer, crecer, reproducirse y morir…suena más a un anuncio de Cucal. Pero si descubres que la vida no empieza al nacer ni acaba al morir, justo ahí una llama se enciende en la búsqueda de respuestas y como consecuencia el Alma empieza a vibrar y sales de todo el sueño que has vivido tantos años creyéndote una realidad que veías y le dabas la importancia que tú creías, cuando en realidad absolutamente nada es importante, porque todo lo que vives no son más que simples experiencias.


Sigamos💫

No hay comentarios:

Publicar un comentario