Me
resulta curioso cómo estamos tan poco acostumbrados a no hacer nada. A cómo el
día que no hacemos nada nos podemos llegar incluso a sentir culpables o no
merecedores de algo…
Me voy
a centrar en una etapa, la jubilación. Ya que a pesar de no haber llegado a
ella por edad, yo a día de hoy, podría decir que vivo una vida de jubilada. Me
siento identificada con esa etapa y además es algo que observo, ya que mi padre
está en plena jubilación, y además me apetece reflexionar sobre ello, para ver
si así reflexionamos todos un poco, que falta nos hace pensar por nosotros
mismos…
Cuando
hablo de no hacer nada, no me refiero al período de vacaciones…seguro que
alguien sale y dice:
- Pues
yo sin hacer nada estoy de maravilla…
Sí,
seguro que es así, pero porque es un tiempo limitado y en el fondo está la idea
de que tiene fin ese período…pero me refiero a no hacer nada ilimitadamente,
sin ver el final, sin ningún proyecto, sin sentirse útil, sin motivaciones
externas…es decir, tener al ego sumergido en el miedo de no controlar la
situación.
Y en
ese momento la mente puede ser nuestro peor enemigo.
Nos han
educado para ser obreros de un sistema. Da igual si eres empresario o
asalariado, eres un obrero del sistema. Nadie nos ha enseñado que la vida no es
trabajar, eso es ocupar tu tiempo, por dinero o por lo que te apetezca, pero
ocupar tu tiempo, estar entretenido, estar motivado por algo…en definitiva
estar distraído con el exterior.
Pero llega
el momento de retirarte del juego…y no es tan fácil en muchos casos. Y no me
refiero a los que se vuelcan en ayudar en las vidas de sus hijos o nietos, o
los jubilados empresarios que siguen al pie del cañón de la empresa, porque han
convertido su vida en eso…no, a esos no me refiero, ya que esos siguen en el
juego, siguen sintiéndose útiles y eso sigue alimentando a su ego.
Me refiero a
los que se retiran y su día a día no tiene ningún aliciente externo, no existen
obligaciones, se acabaron las normas, los horarios, las responsabilidades…me
refiero a esos casos donde el ego no puede brillar, y nos va apagando poco a
poco…y me incluyo, porque al principio adaptarme a mi vida de ser ama de casa
me costó, aunque parezca una locura…así que soy consciente que en este grupo
hay muchos ejemplos, y ya se verán identificados…
A muchos
nos cuesta adaptarnos a la vida donde el ego pasa a un segundo plano.
Al
principio el hecho de vivir lo que surja nos parece poco, no sabemos
apreciarlo. Nos hemos de permitir fluir en el día a día. Pero cuando recuerdas tu esencia, y eres consciente de que somos seres espirituales encarnados en cuerpos físicos, llega un momento en
el que sientes que no hay necesidad de tener un proyecto o una motivación como
muchos dicen…eso lo necesita nuestro ego para poder seguir brillando. Pero
nosotros brillamos desde nuestra esencia, desde nuestra Alma, y ahí el ego no
tiene cabida.
La vida es despertarnos
por la mañana agradecidos por tener un día más. Prepararnos el desayuno
conscientemente…no como lo hacemos siempre, haciendo las cosas en piloto
automático y sin dejar de pensar en no sé qué, sino centrados en nuestra
elaboración del desayuno…y después de desayunar hacer lo que surja ese día. Un
día saldremos a dar un paseo, nos encontraremos con fulanito, charlaremos un
poco; otro día nos liaremos en casa a hacer lo que sea; otro día nos dará por
leer, o pintar, o dibujar, o escuchar música o ver la tele…lo que sea…porque
una vez que recuerdas que la vida no es trabajar, sino que es fluir en el día a
día con lo que ocurra…tendrás unos días mejores y otros peores, pero eso pasa
incluso cuando eres obrero del sistema…pero ya no permitirás que tu ego te
atormente con pensamientos del tipo: tengo mucho que hacer y no hago nada, solo
voy a caminar a la montaña, no hago nada en todo el día, tendría que hacer no
sé qué, debería aprovechar más el tiempo, todos los días son iguales…bla bla
bla…todos esos pensamientos diariamente lo único que hacen es machacarnos…y no
son reales, son creados por un ego al que hemos alimentado durante toda la
vida, y ahora no sabe vivir sin controlar…el hecho de vivir cada día aquello
que surja, ya es muchísimo.
Cada día
hacemos aquello que deberíamos haber hecho, porque si no hemos hecho otra cosa,
es porque no debíamos hacerlo, sin más…en cada momento lo que hacemos es lo que
debemos hacer, por eso lo hacemos…es muy simple de comprender…pero como dicen:
“Es muy simple ser feliz, lo difícil es ser simple”.
Toda la
vida vivimos organizados. De tal hora a tal hora a trabajar; los lunes
horribles porque son lunes; los viernes estupendos porque son viernes; los
fines de semana geniales, pero ya el domingo mal porque mañana ya es lunes…y
así hasta que llegan las vacaciones y yuhuuuuu…apagamos el despertador y como
Dios, a descansar…pero ya cuando llevamos casi un mes muchos ya desean volver a
la rutina, porque los niños, la pareja o no hacer nada…ya cansa…y volvemos a
empezar el ciclo…hasta el siguiente año…y así año tras año deseando que llegue
la jubilación, para que luego muchos no se sepan adaptar.
No hacer nada
es un arte. Es tan simple, que no sabemos hacerlo. A nosotros lo que nos gusta
es complicárnoslo todo…somos maravillosos y estupendos como especie. Únicos.
Así que
llego a la conclusión de que como sociedad la educación está obsoleta y la
evidencia es la cantidad de personas con depresiones, angustias, problemas
emocionales…y puede que todo sea debido a que el sistema crea obreros para
su propio beneficio, olvidándonos de que el patrimonio más preciado y sagrado
de cada uno de nosotros es nuestro interior, y es el único patrimonio que si se derrumba…todo deja de
tener sentido.
Me ha gustado mucho esta entrada!
ResponderEliminarHace como un año había escrito algo similar porque mira tu que hay quienes incluso dicen que cuando no haces nada estás "perdiendo el tiempo". Hacer nada es un derecho que deberíamos defender. Estar en calma con nosotros y con el mundo es un concepto infravalorado por el cual deberíamos pelear.
Un fuerte abrazo Cristina
Hola Arol, muchas gracias por tus palabras...
EliminarAntes de todo decirte que es un placer leerte...gracias por dedicar tu tiempo a leerme y a escribirme ;)
Comparto tu opinión, pero no creo que haga falta pelear...creo que es un trabajo personal, y solo permitiéndosnoslo desde el corazón ya podemos llevarlo a cabo...nosotros mismos nos lo prohibimos ya que nos influye demasiado el exterior...así que a cultivar el arte de no hacer nada, porque como dicen es muy simple, lo difícil es ser simple ;)
Un abrazo con los dos brazos bien abiertos
Hola Cristina, yo me sentía totalmente así durante la baja de maternidad de mi primer hijo. Es como que después de toda la vida sin parar de hacer y cumplir con obligaciones que nunca acaban de repente frenazo en seco y desubicada, como si el mundo continuara sin ti y estuvieras descolgada, sin producir... como si dedicarte a las tareas cotidianas y un bebé fuera "nada" porque a las mujeres de nuestra generacion nos han inculcado de alguna manera eso para llegar a la ansiada libertad y autonomía. Te he descubierto hace poco y me gusta leerte, me siento identificada contigo en cosas de la maternidad. Gracias!
ResponderEliminarHola! Qué bonito es recibir comentarios de entradas antiguas…al final es la evidencia de que todo sigue fluyendo a pesar de no hacer nada ;)
EliminarEmpecé a hablar aquí de maternidad, pero no quise que se convirtiera en un blog sobre ello para no perder la esencia de éste, así que si quieres leer todo lo que he ido viviendo en mi maternidad tienes mi otro blog, está en WordPress, este es el enlace https://crisyval.wordpress.com/blog/
Un abrazo con los dos brazos bien abiertos 🙌🏼❤️
Hola Cristina, estoy contigo en lo que dices. Llevo un periodo por problemas de salud, sin trabajar, y mira, a pesar de esos problemas, el no depender de obligaciones externas, horarios de trabajo etc, tan sólo depender de aquello a lo cual tu te " obligues" a hacer en cada momento, me da serenidad. El no Hacer nada, es hacer mucho por ti, no hacer aquello en que la sociedad, finalmente, nos ha metido a todos, y que no nos da libertad para hacer lo que realmente nos plazca, sólo en determinados instantes ( vacaciones, etc) y aún así sabemos que llegará el fin y volveremos a la rutina de las prisas y ocupaciones. Aplaudo el arte de no hacer nada, que para mi, sencillamente, es hacer mucho .
ResponderEliminarUn abrazo
El no hacer es un arte y desarrollarlo un proceso de desaprendizaje, pero el día que empiezas a apagar ruido externo (creencias) y aumentas decibelios internos (permitirte escuchar lo que realmente sientes) empiezas a darte cuenta de que “no hacer” es hacer mucho más que “estar haciendo” porque evadirte siempre con lo de fuera hace que calles tu mente y justo ahí es el cuerpo el que expresa…así que los problemas de salud cabe la posibilidad de que sean una oportunidad para permitirte escuchar lo que verdaderamente sientes por dentro en algún aspecto de tu vida. Un abrazo con los dos brazos bien abiertos
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