lunes, 19 de febrero de 2018

El arte de no hacer nada


Me resulta curioso cómo estamos tan poco acostumbrados a no hacer nada. A cómo el día que no hacemos nada nos podemos llegar incluso a sentir culpables o no merecedores de algo…

Me voy a centrar en una etapa, la jubilación. Ya que a pesar de no haber llegado a ella por edad, yo a día de hoy, podría decir que vivo una vida de jubilada. Me siento identificada con esa etapa y además es algo que observo, ya que mi padre está en plena jubilación, y además me apetece reflexionar sobre ello, para ver si así reflexionamos todos un poco, que falta nos hace pensar por nosotros mismos…

Cuando hablo de no hacer nada, no me refiero al período de vacaciones…seguro que alguien sale y dice:
- Pues yo sin hacer nada estoy de maravilla…

Sí, seguro que es así, pero porque es un tiempo limitado y en el fondo está la idea de que tiene fin ese período…pero me refiero a no hacer nada ilimitadamente, sin ver el final, sin ningún proyecto, sin sentirse útil, sin motivaciones externas…es decir, tener al ego sumergido en el miedo de no controlar la situación.

Y en ese momento la mente puede ser nuestro peor enemigo.

Nos han educado para ser obreros de un sistema. Da igual si eres empresario o asalariado, eres un obrero del sistema. Nadie nos ha enseñado que la vida no es trabajar, eso es ocupar tu tiempo, por dinero o por lo que te apetezca, pero ocupar tu tiempo, estar entretenido, estar motivado por algo…en definitiva estar distraído con el exterior.

Pero llega el momento de retirarte del juego…y no es tan fácil en muchos casos. Y no me refiero a los que se vuelcan en ayudar en las vidas de sus hijos o nietos, o los jubilados empresarios que siguen al pie del cañón de la empresa, porque han convertido su vida en eso…no, a esos no me refiero, ya que esos siguen en el juego, siguen sintiéndose útiles y eso sigue alimentando a su ego. 

Me refiero a los que se retiran y su día a día no tiene ningún aliciente externo, no existen obligaciones, se acabaron las normas, los horarios, las responsabilidades…me refiero a esos casos donde el ego no puede brillar, y nos va apagando poco a poco…y me incluyo, porque al principio adaptarme a mi vida de ser ama de casa me costó, aunque parezca una locura…así que soy consciente que en este grupo hay muchos ejemplos, y ya se verán identificados…

A muchos nos cuesta adaptarnos a la vida donde el ego pasa a un segundo plano.

Al principio el hecho de vivir lo que surja nos parece poco, no sabemos apreciarlo. Nos hemos de permitir fluir en el día a día. Pero cuando recuerdas tu esencia, y eres consciente de que somos seres espirituales encarnados en cuerpos físicos, llega un momento en el que sientes que no hay necesidad de tener un proyecto o una motivación como muchos dicen…eso lo necesita nuestro ego para poder seguir brillando. Pero nosotros brillamos desde nuestra esencia, desde nuestra Alma, y ahí el ego no tiene cabida.

La vida es despertarnos por la mañana agradecidos por tener un día más. Prepararnos el desayuno conscientemente…no como lo hacemos siempre, haciendo las cosas en piloto automático y sin dejar de pensar en no sé qué, sino centrados en nuestra elaboración del desayuno…y después de desayunar hacer lo que surja ese día. Un día saldremos a dar un paseo, nos encontraremos con fulanito, charlaremos un poco; otro día nos liaremos en casa a hacer lo que sea; otro día nos dará por leer, o pintar, o dibujar, o escuchar música o ver la tele…lo que sea…porque una vez que recuerdas que la vida no es trabajar, sino que es fluir en el día a día con lo que ocurra…tendrás unos días mejores y otros peores, pero eso pasa incluso cuando eres obrero del sistema…pero ya no permitirás que tu ego te atormente con pensamientos del tipo: tengo mucho que hacer y no hago nada, solo voy a caminar a la montaña, no hago nada en todo el día, tendría que hacer no sé qué, debería aprovechar más el tiempo, todos los días son iguales…bla bla bla…todos esos pensamientos diariamente lo único que hacen es machacarnos…y no son reales, son creados por un ego al que hemos alimentado durante toda la vida, y ahora no sabe vivir sin controlar…el hecho de vivir cada día aquello que surja, ya es muchísimo.

Cada día hacemos aquello que deberíamos haber hecho, porque si no hemos hecho otra cosa, es porque no debíamos hacerlo, sin más…en cada momento lo que hacemos es lo que debemos hacer, por eso lo hacemos…es muy simple de comprender…pero como dicen: “Es muy simple ser feliz, lo difícil es ser simple”.

Toda la vida vivimos organizados. De tal hora a tal hora a trabajar; los lunes horribles porque son lunes; los viernes estupendos porque son viernes; los fines de semana geniales, pero ya el domingo mal porque mañana ya es lunes…y así hasta que llegan las vacaciones y yuhuuuuu…apagamos el despertador y como Dios, a descansar…pero ya cuando llevamos casi un mes muchos ya desean volver a la rutina, porque los niños, la pareja o no hacer nada…ya cansa…y volvemos a empezar el ciclo…hasta el siguiente año…y así año tras año deseando que llegue la jubilación, para que luego muchos no se sepan adaptar.

No hacer nada es un arte. Es tan simple, que no sabemos hacerlo. A nosotros lo que nos gusta es complicárnoslo todo…somos maravillosos y estupendos como especie. Únicos.

Así que llego a la conclusión de que como sociedad la educación está obsoleta y la evidencia es la cantidad de personas con depresiones, angustias, problemas emocionales…y puede que todo sea debido a que el sistema crea obreros para su propio beneficio, olvidándonos de que el patrimonio más preciado y sagrado de cada uno de nosotros es nuestro interior, y es el único patrimonio que si se derrumba…todo deja de tener sentido.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho esta entrada!
    Hace como un año había escrito algo similar porque mira tu que hay quienes incluso dicen que cuando no haces nada estás "perdiendo el tiempo". Hacer nada es un derecho que deberíamos defender. Estar en calma con nosotros y con el mundo es un concepto infravalorado por el cual deberíamos pelear.

    Un fuerte abrazo Cristina

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    1. Hola Arol, muchas gracias por tus palabras...
      Antes de todo decirte que es un placer leerte...gracias por dedicar tu tiempo a leerme y a escribirme ;)
      Comparto tu opinión, pero no creo que haga falta pelear...creo que es un trabajo personal, y solo permitiéndosnoslo desde el corazón ya podemos llevarlo a cabo...nosotros mismos nos lo prohibimos ya que nos influye demasiado el exterior...así que a cultivar el arte de no hacer nada, porque como dicen es muy simple, lo difícil es ser simple ;)
      Un abrazo con los dos brazos bien abiertos

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  2. Hola Cristina, yo me sentía totalmente así durante la baja de maternidad de mi primer hijo. Es como que después de toda la vida sin parar de hacer y cumplir con obligaciones que nunca acaban de repente frenazo en seco y desubicada, como si el mundo continuara sin ti y estuvieras descolgada, sin producir... como si dedicarte a las tareas cotidianas y un bebé fuera "nada" porque a las mujeres de nuestra generacion nos han inculcado de alguna manera eso para llegar a la ansiada libertad y autonomía. Te he descubierto hace poco y me gusta leerte, me siento identificada contigo en cosas de la maternidad. Gracias!

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    1. Hola! Qué bonito es recibir comentarios de entradas antiguas…al final es la evidencia de que todo sigue fluyendo a pesar de no hacer nada ;)
      Empecé a hablar aquí de maternidad, pero no quise que se convirtiera en un blog sobre ello para no perder la esencia de éste, así que si quieres leer todo lo que he ido viviendo en mi maternidad tienes mi otro blog, está en WordPress, este es el enlace https://crisyval.wordpress.com/blog/

      Un abrazo con los dos brazos bien abiertos 🙌🏼❤️

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  3. Hola Cristina, estoy contigo en lo que dices. Llevo un periodo por problemas de salud, sin trabajar, y mira, a pesar de esos problemas, el no depender de obligaciones externas, horarios de trabajo etc, tan sólo depender de aquello a lo cual tu te " obligues" a hacer en cada momento, me da serenidad. El no Hacer nada, es hacer mucho por ti, no hacer aquello en que la sociedad, finalmente, nos ha metido a todos, y que no nos da libertad para hacer lo que realmente nos plazca, sólo en determinados instantes ( vacaciones, etc) y aún así sabemos que llegará el fin y volveremos a la rutina de las prisas y ocupaciones. Aplaudo el arte de no hacer nada, que para mi, sencillamente, es hacer mucho .
    Un abrazo

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    1. El no hacer es un arte y desarrollarlo un proceso de desaprendizaje, pero el día que empiezas a apagar ruido externo (creencias) y aumentas decibelios internos (permitirte escuchar lo que realmente sientes) empiezas a darte cuenta de que “no hacer” es hacer mucho más que “estar haciendo” porque evadirte siempre con lo de fuera hace que calles tu mente y justo ahí es el cuerpo el que expresa…así que los problemas de salud cabe la posibilidad de que sean una oportunidad para permitirte escuchar lo que verdaderamente sientes por dentro en algún aspecto de tu vida. Un abrazo con los dos brazos bien abiertos

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